17.5.11

EL VIENTO REVOLUCIONARIO (Martes 17-05-2011)

La Revolución necesita conquistar el gobierno, el Estado, para desde allí crear un nuevo consenso social, una aceptación de su proyecto de sociedad, de su ética, de su moral, de los valores que sustenta y que ese proyecto propicia.

La llegada al gobierno crea las condiciones para construir la hegemonía de la cultura revolucionaria, para socializar y hacer nacional el proyecto revolucionario. Después que la Revolución conquista el poder se abre frente a ella un desafío vital: ¿cómo, cuál es el mecanismo, el instrumento para construir la hegemonía de la nueva cultura? En la respuesta está la clave de la permanencia, de la consolidación.

Recordando el pensamiento de Los Miserables de Víctor Hugo, que el Comandante Chávez cita frecuentemente, podríamos decir: …“la cultura es el viento, todo lo demás es molino”, si no cambiamos el viento (la cultura) todo lo que hagamos será en vano, será absorbido por lo viejo, el parto se frustrará.

Muchos son los obstáculos a este cambio cultural. No reconocerlo es el más importante: postular que la cultura es una sola, imparcial, que no tiene relación con la política, que no es aún el principal campo de batalla, ni siquiera es un campo de confrontación, es un formidable impedimento al cambio cultural.

Siguiendo esa línea, la Revolución no tendría razón de ser, se limitaría a un cambio material, a una mejora, siempre ficticia de las condiciones de vida de la población. No se necesita una revolución para eso, bastaría un buen gobierno. La tarea de la Revolución, al contrario, es realizar un drástico cambio cultural, un cambio profundo de la visión del mundo y de las relaciones humanas.

El reto revolucionario es gigantesco: se trata de cambiar la esencia cultural de la especie, construida a través de milenios de dominación, de explotación. Demostrar que no somos una especie fallida destinada al suicidio.

Ya estamos en condiciones de dar ese giro radical que reclama la vida. Hemos llegado a los tiempos finales en condiciones óptimas: con el conocimiento, con la fuerza para salvar la especie, para transformarnos en armonía.

Podemos decir que todas las anteriores revoluciones han sido preparación para esta última encrucijada que desafía a la humanidad. No hay otra forma de salvarnos que sustituyendo la cultura, y sólo el Socialismo puede hacerlo, a ese convencimiento han llegado los revolucionarios.

Ya la lucha contra la explotación del hombre por el hombre que motivó tantos movimientos revolucionarios no es suficiente. Ahora la lucha contra el imperio capitalista además es por la sobrevivencia de la humanidad y la vida. El modelo capitalista colapsó, ya no puede dar respuesta a los grandes dilemas del hombre de estos tiempos, al contrario asegura su extinción.

La Revolución Bolivariana debe ser vanguardia de estos cambios. Es necesario desatar desde ya un Huracán Cultural, exorcizarnos de la lógica capitalista, de sus valores y costumbres.

Es indispensable dar pasos concretos en este camino de cambio cultural. Somos optimistas, frente a nosotros puja por nacer la nueva cultura.

¡Con Chávez resteaos!

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