9.11.10

EL PUEBLO ESPERA

El pueblo espera por las instrucciones de sus líderes, de la clase rectora de esta Revolución. Es necesario que se señale con precisión el camino que debemos recorrer hacia la sociedad prometida, sus peligros, sus tentaciones, sus desviaciones, y también sus virtudes, sus atractivos y su urgente necesidad.
En resumen, es hora de darle al pueblo la razón más importante para luchar: el futuro de sus hijos y de los hijos de sus hijos, de la humanidad.
Vivimos una hora estelar, llena de posibilidades, pero también de peligros: podemos ir hacia el Socialismo, pero también, en el intento, terminar en un tenebroso período fascista. El enemigo oligarca mueve sus piezas para yugular a la Revolución Bolivariana, en el mundo las condiciones se dan, o mejor, exigen una embestida final del monstruo imperial.
Ya la fachada dulce de un Obama afrodescendiente, ecuánime, se disolvió. En las últimas elecciones aquel pueblo manipulado, narcotizado, votó (los que pueden votar) por las opciones más reaccionarias, llevándose así las ilusiones, las fantasías de cambio, de otra relación con el mundo. Las agresiones del imperio tienden a recrudecerse: la derecha, ahora gobierno, exigirá la cabeza de los líderes mundiales que desentonan en el cuadro de la dominación. Fácil es barruntar que vienen por este pueblo rebelde, soberano, y por su líder.
Es hora de que la Clase Obrera, encontrada con su ideología, dé un paso al frente en la defensa de la posibilidad socialista, comience a ser protagonista real del proceso. Para eso es necesario que se desprenda de las prácticas del pasado, que se incline sobre la costumbre, la tradición, supere el economicismo, la batalla mezquina, y emprenda la inmensa tarea de ser rectora de los cambios socialistas.
Que contribuya a hacer de las socializaciones soporte de la Conciencia del Deber Social. Su conducta, su prédica, sea ejemplo de integración de la economía y de la sociedad, ejemplo de una nueva relación entre los humanos.
Sin duda, de ese salto de la Clase Obrera depende en gran medida el destino de la Revolución. Si los obreros persisten en las prácticas del pasado, confinados de mil maneras a los intereses mezquinos de sus centros de trabajo, si sólo se mueven por reivindicaciones materiales, olvidando las metas estratégicas, si de alguna manera y con cualquier excusa lesionan el liderazgo de Chávez, si lesionan la unidad en torno al Comandante, entonces, seguro, la nube oscura de la reacción oligarca cubrirá nuevamente a la nación.
Si en cambio, los obreros dan el salto apoyándose en los avances políticos y económicos, si los impulsan, le dan el vigor de la Clase a las socializaciones, la entrelazan con la conciencia revolucionaria, con la organización social, defienden con prioridad al gobierno revolucionario, refuerzan la unidad en torno al Comandante Chávez y al Socialismo, hacen suya las consignas ¡irreverencia en la discusión lealtad en la acción! ¡Con Chávez todo sin Chávez nada!, entonces la Revolución será invencible, y la Revolución mundial, la humanidad tendrá renovadas esperanzas.
¡Chávez es Garantía!

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