Con motivo de su cumpleaños mucho se ha escrito y hablado de Fidel, son ochenta y cuatro años que la historia analiza con los lentes del afecto y del asombro.
Fidel volvió al camino con su adarga al brazo, tal como corresponde a los grandes de la humanidad. Ahora está en el centro de la política internacional, alerta conflictos nucleares y avisa la hecatombe ecológica, pide Libertad para los Cinco, da entrevistas, manda mensajes a Obama. Su vida es una cátedra de Revolución que debe ser estudiada por todos. Veamos algunas enseñanzas de Fidel.
Una, es la audacia teórica y práctica. El asalto al Moncada es una lección de la capacidad de riesgo que debe acompañar a un revolucionario. No hay posibilidad revolucionaria sin riesgos. Se puede decir que toda revolución está precedida por acciones riesgosas, cruciales, definitorias.
Lenin dio muestra de esta capacidad cuando se traslada al escenario de la Revolución en el “tren sellado”, y al llegar a la Rusia insurrecta derrota las pretensiones de avanzar sólo hasta lo permitido por el sistema burgués, y corrió la hermosa aventura de construir un mundo nuevo, hacer que la Humanidad vuele por terrenos de esperanza.
El 4 de febrero fue un asalto a las convenciones que ataban a Venezuela al pacto de punto fijo. La audacia, el desprendimiento, el riesgo de aquellas horas, aún hacen vibrar a los corazones de los honestos, y nunca serán perdonados por los mezquinos que vieron alterada su cómoda sumisión.
El Cuartel Moncada fue, en ideas del Che escritas en el campo de batalla, “un asalto a la oligarquía y a los dogmas que aplastaban la posibilidad revolucionaria en los países sin desarrollo del proletariado”. Aquel dogma que dictaba la necesidad de bloques dirigidos por unas supuestas burguesías nacionales, fue sustituido por un dogma, una definición fresca y revolucionaria: “El deber de los Revolucionarios es hacer la Revolución”.
Y este nuevo dogma es la segunda enseñanza de Fidel: siempre el revolucionario debe intentar hacer la Revolución. Las condiciones para hacer la Revolución surgen del intento revolucionario. Aquellos que se sienten en la puerta de su casa a esperar las condiciones no tienen una actitud revolucionaria.
La tercera enseñanza nos la da Fidel en el ejercicio del poder. Allí la Revolución Cubana nos da lecciones importantes: Los cambios materiales, en las relaciones de producción fueron dirigidos a apuntalar el espíritu social que con los barbudos bajó de la Sierra.
Hoy se discute, después de cincuenta años, lo acertado de las socializaciones de la Revolución Cubana. Algunos dirigentes creen que se equivocaron generalizándolas, nosotros, con el respeto debido a la trayectoria, creemos que esa política fue acertada: así se consiguió el impacto que permitió el cambio indispensable de conciencia
La cuarta enseñanza de Fidel, se resume en la actitud rebelde, irreverente de ese pueblo capaz de rescatar a Elian, entender carencias, de pararse firme frente al monstruo del norte en la crisis de los misiles.
¡Fidel y Chávez son Socialismo!
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