Comenzó la campaña electoral y es obligatorio reflexionarla. De su correcta valoración dependerá el éxito.
Esta campaña electoral no es una campaña normal, es una batalla definitiva, sus resultados influirán de forma determinante en la estrategia golpista oligarca.
Si salen bien, usarán a la Asamblea para desestabilizar, ensayarán golpe tipo Honduras, pero con mayor dosis de terror. Allá, después que toman el poder, con precisión de cirujano, asesinan a líderes populares y periodistas, aquí intentarán masacres de barrios enteros.
Si salen mal, revolcados por el pueblo, desesperados intentarán mantener vigencia: no reconocerán los resultados, dejarán en el ambiente un olor a fraude, desconocerán la legalidad. Una fracción de ellos pedirá diálogo como una manera de ganar tiempo. Otra fracción, deslegitimada en las elecciones, desechará la simulación democrática y tomará la vía de pinochet, apoyados por los gringos y las bases que nos rodean. Débiles serán derrotados.
Es así, las elecciones de septiembre no son normales, en ella nos va el futuro de la Revolución. Si la Revolución sale mal, se debilita, las fuerzas oligarcas envalentonadas intentarán un zarpazo final. Si la Revolución sale bien, fortalecida, tiene grandes probabilidades de resistir el embate enemigo y seguir avanzando.
Entonces, en septiembre nos estamos jugando la existencia de la Revolución , o lo que es lo mismo, no vamos a votar simplemente por los candidatos del circuito tal o cual, estamos votando, en primera instancia, por la permanencia del Comandante Chávez y de la Revolución , por la posibilidad de la vía hacia el Socialismo, el rescate del humanismo, la concreción del sueño de Cristo y del Libertador.
En esas condiciones el deber revolucionario y patriótico nos llama a votar por los candidatos que garantizan la continuidad del Comandante y de la Revolución , y nada disculpa no votar por ellos. Ese debe ser el centro de la batalla.
La diáspora electoral, presentar a nuestros candidatos solamente como candidatos de los circuitos, privarlos de la fuerza de lo nacional, nos debilita peligrosamente. Despojar a las elecciones de su importancia definitiva para el futuro de la Revolución y del Socialismo, la debilita en grado sumo.
El pueblo debe entender la importancia vital de las elecciones de septiembre.
Los revolucionarios debemos estar alertas en el enfrentamiento a un enemigo astuto y experimentado en este tipo de contienda. Debemos estar concientes de que estamos dando una batalla en un terreno enemigo, tallado a su imagen y semejanza, donde los mecanismos íntimos de la contienda lo favorecen, porque favorecen el egoísmo y el mal llamado equilibrio, la convivencia con el enemigo que descaradamente quiere asesinarnos. En ese terreno tenemos que arar con mucho cuidado para no caer en la lógica oligarca.
Un buen antídoto sería trabajar la campaña por candidatos y también en bloque nacional de candidatos, los actos nacionales darían la visión de sociedad, de integración, se opondría a la fragmentación, otorgaría a nuestros candidatos la fuerza de lo local, y a esa fuerza sumaría la extraordinaria energía de lo social, de la patria, de la integración.
¡Chávez es Socialismo!
¡Socialismo es integración social!
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