3.9.09

LA PESTE OLIGARCA

Estamos sumergidos en una guerra implacable, que sin duda es planetaria, contra nosotros el imperio mueve sus tentáculos en cualquier lugar, aparece con facilidad en Bariloche, pero también en España, planifica marchas mundiales, y construye bases en Colombia.
Esta guerra es especial, se trata de una guerra de cuarta generación, donde la información, la manipulación mediática, la mentira, son armas de primer orden, más que la disputa de territorio se disputa el alma de los pueblos.
Toda guerra necesita organismos de dirección, es más, su éxito depende en gran medida de la capacidad de esas direcciones, nacionales y regionales.
No es pensable el éxito sin direcciones imbuidas de una causa justa, y con ideas certeras. En la confrontación la iniciativa estratégica dependerá de la buena acción de esas direcciones.
Podemos decir que pueblo sin dirección no se libera.
En Venezuela, el campo revolucionario ha padecido una peste egoísta oligarca, una infiltración de ideas distraccionistas difusoras de la inutilidad de una dirección, la combaten. Nos inocularon la idea de: “pueblo sin dirección tiene poder, pueblo con dirección no tiene poder” de esta manera condenan a la masa a la derrota inevitable.
La historia es clara, cuando un pueblo se levanta sin dirección irremediablemente es derrotado. La iniciativa del combate la lleva el bando que tenga dirección, puede planificar acciones ofensivas y defensivas, puede retirarse en orden, tener paciencia, etc.
Así pasó el 27 de febrero: aquel pueblo salió a la calle y fue derrotado, las causas las encontramos en la deserción de sus direcciones políticas infectadas con la peste egoísta oligarca, el pueblo a la deriva no supo construir objetivos políticos, no supo replegarse, toda aquella energía social se perdió en derrota.
La guerra nos exige construir direcciones nacionales y regionales capaces de ser identificadas por la masa, de seguirlas con confianza. Direcciones conductoras en el combate contra el enemigo oligarca.
Tenemos una gran ventaja: las direcciones se forman alrededor de un líder, nosotros ya tenemos ese líder, alrededor de él formemos las direcciones que hacen falta, reforcemos las que tenemos.
El peligro mayor, el enemigo a derrotar en esta etapa es la peste egoísta oligarca, obstáculo para comprender la necesidad de la dirección, la niega a todos los niveles.
Es necesario estudiar a fondo las raíces de esta peste oligarca para combatirla.
Esta peste tiene su origen en la ideología de las clases individualistas, las que se ganan la vida de manera aislada, individualista, egoísta. Por razones de su existencia solitaria no entienden la necesidad de la organización, de la dirección. Su contabilidad personal es muy precaria, se limita a su entorno, a su pequeño mundo.
Por supuesto que esta ideología es enemiga del Socialismo, de todo lo que intente sacar al hombre de su condena a vivir en su rincón miserable.
Es necesario derrotar la peste egoísta oligarca, a las ideas antiorganización y antidirección, esto es imprescindible para construir un pueblo capaz de las grandes batallas que se avecinan.
¡Socialismo es organización y dirección!
¡Chávez es Socialismo!

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