Si alguien preguntara qué hace humana a la humanidad, qué la marca como humana, la respuesta sería: la capacidad de hacer Revolución, de ir tras un milagro. Esa característica no la compartimos con ninguna otra especie.
A esa respuesta tendría que añadirse que la humanidad sólo puede encontrar su esencia en el camino del prodigio. Así la humanidad transita desde la animalidad hacia la humanidad plena, evolucionando, cabalgando en la procura de los sueños. Cristo, el Quijote, Bolívar, el Che, nos acercan al humano.
Cuando el hombre se hace capaz de liberarse de la naturaleza, cuando puede dominarla, produce excedentes, entonces se sumerge en un mundo de contradicciones que lo hieren y lo jalonan. Toda la perversidad de la riqueza se posesiona del corazón de muchos, pero simultáneamente toda la posibilidad de crecimiento, de erguirse, se abre en el horizonte humano.
Al hombre producir excedentes, riquezas, surge la lucha por la posesión de esa riqueza. La historia de la humanidad ha sido la lucha entre diferentes fracciones egoístas por la apropiación de ese excedente, en detrimento del resto de la sociedad. Así surgen los dueños de esclavos, los latifundistas, los burgueses, los capitalistas. Siempre fracciones perversas: egoístas disputándose la hegemonía social.
Las clases desposeídas participan en esta lucha de clases tras el milagro de la liberación de toda la sociedad, de hacernos humanos.
El camino no es fácil. Los despojadores de la riqueza se oponen con toda su crueldad al paso del carro de la historia. El camino está poblado de obstáculos, ha sido regado con la sangre y el sudor de milenios de combates y frustraciones.
La humanidad no ha podido zafarse de los expropiadores de la riqueza social, al contrario, estos la han conducido a los bordes del abismo. Y hoy nos plantean el dilema de conquistar la utopía, de hacernos humanos o desaparecer, y con el humano toda la vida planetaria.
Ya sabemos que el capitalismo, culminación de la distorsión social, no es el sendero luminoso, al contrario, nos conduce al infierno.
Hoy el milagro es posible, la humanidad cuenta con la acumulación de milenios de aprendizajes y experiencias en enfrentamientos con los ladrones de la riqueza social. Ya sabemos que el sistema social, la liberación, el camino, el regreso al Edén, es el Socialismo.
En la construcción del Socialismo, único sistema que garantiza la sobrevivencia de la especie, nos encontramos con colosales obstáculos. Uno vital es el formidable adormecimiento de los pueblos. Si revisamos el planeta nos daremos cuenta que los pueblos están distraídos en luchas -cuando luchan-, locales, subalternas, o viviendo en mundos ficticios que los anulan para la batalla trascendente.
Este pueblo venezolano ha despertado y está llamado a encontrarse con la teoría, con la tradición, con lo más noble de la humanidad, y construir el milagro, ser campanada y ejemplo para el resto del mundo.
¡No podemos fallarle a Chávez, ni a la Humanidad !
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