El dieciséis, cuando ya se conozca el resultado, cualquiera sea, entraremos en una nueva etapa de la Revolución Bolivariana. Todos los sectores sociales y sus expresiones políticas se preparan para las nuevas circunstancias. Los revolucionarios debemos afinar como nadie nuestra práctica y nuestra teoría, los tiempos que vienen requieren rigor, sólo así podremos salir airosos en la pugna que se avecina.
La historia ha demostrado que no es posible construir el Socialismo y simultáneamente mantener intactas las relaciones sociales y económicas hegemónicas propias de las clases apropiadoras. Esa pretensión sólo trajo como resultado la afirmación de la conciencia capitalista, y ha colocado al Socialismo en desventaja.
La experiencia nuestra nos afirma que el egoísmo capitalista se fundamenta en las relaciones capitalistas de propiedad, y que sobre ese terreno egoísta sólo germina el capitalismo y el pensamiento de derecha.
La etapa que viene es la de la superación de los caminos extraviados por donde buscamos un Socialismo que, paradójicamente, pretendía estimular a los capitalistas, al capitalismo.
En esta nueva etapa debemos transitar con decisión la socialización de la riqueza, único camino para socializar su distribución y darle base firme a la Conciencia del Deber Social, fundamento del Socialismo. Ese es el camino.
El dieciséis comienza una etapa definitiva: el Socialismo debe abrir brecha por entre los enemigos y las incomprensiones que hacen igual daño.
Saldremos de la confrontación con la experiencia invalorable que nos aporta el haber tomado contacto directo con la realidad política. Tener un balance del resultado de años de Revolución es un piso sobre el que podemos diseñar las acciones del futuro.
Sabremos de forma definitiva en qué nos equivocamos y en qué acertamos, cómo nos percibe la sociedad, qué sectores sociales nos apoyan y cuáles nos rechazan, cuáles son los niveles de conciencia de los diferentes sectores.
Habremos calibrado con pertinencia la condición organizativa del partido, la calidad de los consejos comunales, el temple de las Misiones.
Estaremos en condiciones inmejorables para afinar la teoría, porque la habremos sometido al examen de la práctica.
En este camino de renovación encontraremos enemigos nuevos y viejos.
Los oligarcas de siempre inventarán nuevas patrañas para enfrentar a la Revolución, intentarán deslegitimar al gobierno, para eso cualquier excusa es buena. Tomarán el camino más corto para intentar truncar a la Revolución. Ya sabemos que les urge posesionarse de la renta y del petróleo, esas son las instrucciones de sus amos del norte.
Otros plantearán un pacto, colaboracionismo entre los que no cabe pacto ni colaboración, entre los poseedores y los desposeídos. Ya sabemos que siempre que la Revolución tiene oportunidad de avanzar, y el dieciséis sin duda la tendremos, aparecen los conciliadores de lado y lado con el freno de la conciliación.
La Revolución debe derrotar los ataques frontales y los oblicuos, y sólo lo lograremos con teoría fuerte y práctica decidida.
El dieciséis es un día luminoso, histórico para la Revolución. Es fecha de relanzamiento, de salto, de renovar el entusiasmo.
¡Con Chávez nos resteamos!
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