El espíritu de las revoluciones siempre está bajo el ataque de sus enemigos, ellos saben que es allí donde en definitiva se decide la feroz lucha entre Revolución y contrarrevolución.
Bolívar triunfador en mil batallas, vencedor de un imperio, Libertador de un continente, sucumbió frente a los ataques al espíritu revolucionario del pueblo: en San Pedro Alejandrino nos dejó una alerta:
"Colombianos mis enemigos han abusado de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad".
Lo que no pudieron las batallas lo pudo el enemigo artero que manipula las almas de los pueblos.
De la historia debemos aprender. Hoy en Venezuela cuando revive el sueño del Libertador, hemos logrado superar las batallas frontales, así vencimos el golpe de Abril, y el sabotaje de Diciembre, sin embargo, sano es reconocerlo, hemos dado muestra de debilidad frente a los ataques al espíritu.
En la disputa por el alma popular hemos abandonado flancos, y por eso no obtenemos los resultados que la Revolución Bolivariana merece. Es necesario, urgente, corregir y vencer en la gran batalla.
Ahora cuando estamos en pleno combate por la Enmienda, que es lo mismo que decir, en la ofensiva por la permanencia del Comandante, la continuidad de la Revolución, el avance hacia el Socialismo, es necesario profundizar la lucha por el espíritu popular, por el corazón de los desposeídos.
Los desposeídos que son la base de apoyo natural de la Revolución deben sentir que sólo la Revolución les garantiza felicidad, que la suerte del Comandante es la suerte del pueblo, que con la enmienda nos va la vida.
Que estamos frente a una batalla importantísima en la que decidimos si vamos a vivir como un pueblo digno, merecedor de la libertad y la felicidad, o vamos a retroceder a épocas de miseria espiritual y material.
Si vamos a dejar que abusen de nuevo de nuestra credulidad, si vamos a entregar de nuevo el sueño de Bolívar, o vamos a persistir en el camino de redención que hoy la historia nos ofrece de nuevo.
Si vamos a reeditar a Carabobo, o vamos a volver a la Santa Marta de 1830.
Entonces, además de la campaña publicitaria tradicional, afiches, cuñas, llenar al país de SÍ, debemos activar la campaña por el corazón de los humildes. Todos debemos entender que no hay excusas para dejar perder la oportunidad de redención.
Un relámpago debe recorrer al pueblo de Bolívar, una conmoción debe inundar el alma de los humildes. La pasión debe convocarnos a la batalla, a ella debemos ir con la alegría del que sabe que está participando de un hecho histórico.
Ya no hay lugar para la pequeñez, para la mezquindad, ya no hay evento sin importancia, la historia nos está convocando para lo grande, para lo hermoso.
Los aires luminosos de la independencia han regresado, los tiempos de Bolívar están aquí.
¡Una Revolución no entrega a su líder!
¡Con Chávez es con lo que Chávez decida!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario