El domingo 7 de diciembre apareció en la prensa nacional una carta que Capriles Radonsky le envía al Comandante Chávez, es una carta que merece la atención de los revolucionarios porque es parte de un plan que la oligarquía despliega desde las posiciones que conquistó en noviembre.
Lo primero que salta a la vista es el cinismo y la hipocresía de quien sabemos es nuestro enemigo mortal. Él se dirige al Comandante con una cortesía y familiaridad que no corresponde a quien durante estos diez años de Revolución ha estado involucrado en lo más infame de los intentos por derrocar al gobierno revolucionario.
Pero dejemos de lado la forma y vayamos al fondo del asunto:
Busca Radonsky, una entrevista con el Comandante para:
“trazar en conjunción con el Poder Nacional, aquellas líneas estratégicas que permitan concertar los esfuerzos necesarios para obtener un progreso substancial en materia social, cultural y económica”.
Es un truco de baja estofa, porque el objetivo estratégico de capriles es la defensa del capitalismo, causante de la miseria material y espiritual del pueblo de Venezuela y responsable directo del desastre ecológico que hoy atravesamos y que pone en peligro la sobrevivencia de la especie y de la vida planetaria.
Y el objetivo estratégico del Comandante y la Revolución es el Socialismo, único sistema capaz de garantizar la felicidad y la sobrevivencia de la especie humana.
Entre él y nosotros no hay “conjunción” posible de objetivos estratégicos.
Entre él y nosotros no hay “conjunción” posible de objetivos estratégicos.
Siendo así, la estrategia de capriles es debilitar al Gobierno Revolucionario para facilitar un zarpazo que yugule la esperanza socialista. Todo lo que haga, todo lo que proponga está cubierto con el manto de la truculencia y por ese objetivo infame.
Sólo podríamos creer en las buenas intenciones de capriles si se pliega al Socialismo y a su líder el Comandante Chávez. Es la única manera de creer en las buenas intenciones, del que en abril perpetró un asedio contra niños y mujeres en la Embajada de Cuba.
No lo hará, esa no es su intención, entonces, por lo menos que tenga la hidalguía de defender al sistema capitalista.
El programa Misión Conciencia, que se transmite por Radio Nacional de Venezuela, Canal Clásico, a las cinco de la tarde, le propuso un debate donde él defienda abiertamente al capitalismo y ellos defiendan al Socialismo.
Nos parece una necesidad, allí estaremos. Sería interesante oír a capriles despojado de trucos publicitarios, discutiendo con seriedad su propuesta capitalista.
Es hora de que la contradicción importante de esta etapa histórica, que es sin duda entre Socialismo y capitalismo, entre Socialismo y barbarie, tome la calle, se socialice, se discuta por toda la sociedad.
La Revolución Bolivariana ha llegado a una encrucijada donde o avanza o perece, las ambigüedades no tienen cabida. La oligarquía se nutre de nuestras vacilaciones. Los híbridos económicos, las conciliaciones políticas, las concesiones organizativas al anarquismo, nos debilitan y abren grietas que facilitan el discurso fraudulento de la reacción. Sólo un Socialismo sólido, con rigor, puede hacer frente a la oligarquía.
¡Chávez es Socialismo!
¡La Enmienda es defensa de la Revolución!
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