Faltan pocas horas para el 23 de noviembre, es el día de las elecciones regionales, elegiremos gobernadores, alcaldes, legisladores. Esa es una elección muy importante, no hay dudas, sin embargo, el 23 habrá una elección más importante todavía.
Es una elección que no está explícita, no aparecerá en la pantalla, pero está allí, ese día decidiremos, elegiremos un camino, un rumbo para la sociedad, para la patria, demostraremos el apoyo a un líder, manifestaremos nuestra voluntad de defender ese camino y a ese líder, haremos una declaración de principios.
Las elecciones regionales son vehículo, oportunidad para manifestar algo más profundo y trascendente que la simple elección de candidatos: ese día decidiremos la voluntad del pueblo de seguir por el camino revolucionario, rumbo al Socialismo, o la resignación de volver al pasado, de cambiar el porvenir luminoso que podemos construir por las engañosas manipulaciones y promesas de los medios y de unos politiquillos que desprecian al pueblo humilde.
Los votos de los oligarcas y los sifrinos serán demostración de querer volver al pasado, a la cuarta, a épocas de miseria para la mayoría, grandes riquezas para los oligarcas y migajas para los sifrinos de la clase media, esos son sus intereses, es de esperar que los defiendan.
Bastantes esfuerzos ha hecho la Revolución para convencer a la clase media de que su futuro y el de sus hijos está en la Revolución, que sólo ella garantiza la felicidad del pueblo, habrá oportunidades para todos, seguridad. No hemos obtenido resultado, la clase media se resiste a pensar, está colonizada y sirve a los intereses de sus verdugos, que son los mismos verdugos del pueblo.
Que la clase media vote de esa manera absurda es comprensible, es aceptable, al fin y al cabo, es una clase sometida a múltiples presiones mediáticas, de valores distorsionados, de fantasías castrantes.
Ahora, el voto importante para la Revolución, el que determina las elecciones regionales, y también la elección de rumbo, el voto que se expresa en la máquina de votación, pero también en la calle defendiendo y construyendo Revolución, es el voto de los humildes, el de los barrios y fábricas, el campesino y trabajador, ese voto vale el día de las elecciones y vale cuando la Revolución esté en peligro.
Se expresa, construye y defiende.
A pocas horas de las elecciones y de la elección, es momento para afinar la estructura que garantiza que la gente vote, que nadie se quede sentado, enchinchorrado, la movilización es una tarea importantísima.
También es tarea principal el convencimiento de la gente.
El trabajo ideológico no se debe descuidar nunca, es necesario explicar hasta el exceso lo que nos jugamos el 23 de noviembre, debemos moralizar al pueblo, derrotar las mentiras enemigas, explicar la trascendencia de las elecciones y de la elección.
El 23 es ocasión para elegir y para construirnos como pueblo capaz de ser dueño de su destino y elevarse hacia metas excelsas, liberarse de la mediocridad.
¡Con Chávez es con lo que Chávez decida!
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