12.10.08

EL TRIUNFALISMO

Las revoluciones han padecido más por el triunfalismo que por las derrotas, es paradójico, pero las revoluciones han respondido mejor a las crisis que a las bonanzas.
La historia está llena de adversidades que se han convertido en momentos estelares de las revoluciones, podemos decir que una Revolución verdadera se mide por su comportamiento frente al infortunio.
El Libertador se crecía frente a las adversidades, era más peligroso en la derrota que en las victorias. Cuando cayó la Primera República supo elevarse en el análisis político con el Manifiesto de Cartagena que abrió camino para la hazaña militar de la Campaña Admirable.
Los fracasos nunca lo arredraron.
Sin embargo, triunfante en Perú, ganador de mil combates, derrotados los colonizadores en Ayacucho, los nuevos oligarcas consiguieron convertir aquellas victorias revolucionarias en el mayor revés del Padre de la Patria , lo llevaron al sepulcro.
La Revolución Cubana, es la historia de los que se crecen frente a la adversidad, desde Alegría del Pío, hasta el Período Especial, pasando por la Crisis de los Cohetes.
Aquí, para nosotros, el 4 de febrero significó el inicio de una Revolución, cuando los oligarcas pensaban que era la muerte de un intento.
Es así, las revoluciones se elevan frente a adversidades, y afrontan grave peligro cuando el viento está a favor.
En estos momentos cuando nos disponemos a unas elecciones regionales en las que el viento sopla a favor, es imprescindible que nos cuidemos de no caer en triunfalismos.
El triunfalismo desmoviliza al pueblo, no lo prepara para los combates, y pueblo desmovilizado, apoltronado, es fácil presa de la propaganda enemiga, de la labor de zapa de los infiltrados.
El triunfalismo no permite ver los objetivos estratégicos, nos embriaga con los éxitos inmediatos, impide disponernos para batallas futuras, nos hace conformistas con los éxitos tácticos.
Es necesario prepararse, afilarse para la adversidad, es desde esa preparación que se fraguan los triunfos. Podríamos decir que sólo una Revolución dispuesta para la adversidad está en camino de triunfos.
¿Cómo prevenirnos para la adversidad?
Lo primero es dotar al pueblo de metas sagradas por las cuales luchar, fortalecer la conciencia de la magnitud de la lucha que libramos, que es la lucha por la sobrevivencia de la humanidad. Sólo un pueblo imbuido de grandeza de objetivos puede responder con grandeza a la hora de las dificultades.
Solo un pueblo con razones sagradas por las cuales luchar puede resolver los pequeños obstáculos tácticos y continuar su camino hacia los grandes objetivos.
Segundo, organizar esa conciencia, agrupar a los mejores entre los buenos en Destacamentos de Vanguardia, donde estén los capaces de luchar con el viento a favor, pero también de crecerse en las dificultades. Estos Destacamentos lo darán todo en el terreno que se plantee la lucha. Serán soportes de la alegría y dique de contención del escepticismo.
Fortalecer la confianza, la disciplina, el amor al líder. Mientras haya líder hay Esperanza Socialista.
¡Chávez es Esperanza Socialista!

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