La Chile de Allende, de cuya caída en combate conmemoramos 35 años, abrió la vía para la Revolución Pacífica , una posibilidad que fuera capaz de romper con la narcolepsia producida por las elecciones oligarcas.
Recordemos que la lucha armada parecía requerir la existencia de una dictadura, contra ellas es eficaz, pero se manifestaba impotente frente a la mascarada electoral burguesa. La vía pacífica abre un camino hacia el Socialismo en las formas pseudo democráticas de dominación, rompe con el hechizo que estas formas tenían sobre las posibilidades revolucionarias.
La Revolución Bolivariana, ya lo dijo el Comandante, es pacífica, por tanto, es necesario que estudiemos la vía pacífica hacia el Socialismo, que descubramos sus leyes, que aprendamos de los errores y de los aciertos. Veamos algunas de estas enseñanzas.
La primera de las grandes enseñanzas es que las Revoluciones Pacíficas, sí son verdaderas, desembocan paradójicamente en enfrentamientos violentos, que son provocados por los oligarcas. Así fue en Chile, así es en Venezuela y en Bolivia.
Contra estas embestidas debe prepararse al pueblo, la Revolución debe tener una alta capacidad de respuesta a estos asaltos.
La segunda importante enseñanza de las Revoluciones Pacíficas, es que el enemigo oligarca no se detiene frente a la debilidad, la única manera de parar sus arrebatos violentos es mostrarle los dientes de un pueblo unido, conciente, organizado, dispuesto a luchar, a cobrar caro cualquier intento desestabilizador.
La tercera enseñanza es la mayor coherencia y definición ideológica, condición fundamental en las Revoluciones Pacíficas, sin ella se dejan grietas que son aprovechadas por la oligarquía para desde allí lanzar sus dardos manipuladores.
La cuarta enseñanza es la necesidad urgente de construir la legalidad y la institucionalidad revolucionaria, que, lo más rápido posible, impida que la oligarquía se ampare en las leyes heredadas del viejo sistema, para desde allí proteger sus ataques contra la Revolución.
Quinta enseñanza, la necesidad de un partido que resuma las mejores ideas y los mejores hombres, los más concientes, los dispuestos a ser los primeros a la hora de los sacrificios y los últimos a la hora de los privilegios, como decía el Che, que reclute a los mejores entre los buenos.
Sexta enseñanza, la necesidad de organizar a la sociedad. Se debe construir un tejido social que vaya desde la base hasta las instancias nacionales. Este tejido integrará a la sociedad, le restituirá el verdadero poder al pueblo, el poder de participar en las decisiones y en las respuestas propias de su entorno, pero también en las decisiones de calidad nacional e internacional.
La humanidad se debate hoy en un gran dilema: “Socialismo o la nada”, “Socialismo o extinción de la vida”. Esta situación eleva a niveles excelsos la lucha de los revolucionarios, que es ahora la lucha por la sobrevivencia de la especie.
Salvador Allende, en este aniversario de su caída en combate, surge inmenso en su lucha por el Socialismo, fundó una vía, nos dio Esperanzas, es Quijote en la lucha por la salvación de la humanidad.
¡Chávez es Esperanza Socialista!
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