El capitalismo es el sistema de expoliación de humanos y naturaleza más voraz, virulento y dañino que haya existido y que existirá jamás. La perversión de la cual es capaz el humano llegó a su máxima expresión con el capitalismo, estamos en los límites de la agresión que el planeta puede soportar.
Después del capitalismo sólo hay dos posibilidades: o una sociedad socialista, o el silencio de la muerte.
Es así, la humanidad ha creado un monstruo terrible que la amenaza con la destrucción de la vida planetaria.
El capitalismo es como una bacteria, altamente infecciosa, peligrosísima. El trato con él tiene que ser de separación tajante.
Quienes han querido construir un nuevo mundo conviviendo con el capitalismo han sucumbido. Allí está la historia para recordarnos la caída de la Unión Soviética , que pretendió convivir con formas capitalistas. Allí está el triste ejemplo de la gloriosa China de Mao, convertida en refugio de las trasnacionales y rendida a los pies de un capitalismo que la ahoga en diferencias sociales y en contaminación ambiental.
Ya el Che nos advertía del peligro de usar las armas melladas capitalistas en la revolución, y nos decía que al imperialismo no hay que creerle ni tantico así. La permanencia del Socialismo cubano se debe fundamentalmente a la profundización de formas socialistas de conciencia y economía, y al combate decidido a las formas capitalistas.
La Revolución Bolivariana tiene una gran responsabilidad, la historia nos exige que construyamos el ejemplo, que demostremos que el camino de la humanidad hacia mundos felices, hacia mundos socialistas, es posible, que el “hombre no es una pasión inútil”, que hay esperanzas.
La Revolución Bolivariana no puede cometer los mismos errores de los intentos revolucionarios que nos antecedieron, no podemos caer en las tentaciones de los cantos de sirena, no podemos sucumbir en el facilismo de pretender avanzar sin fracturar las estructuras económicas y espirituales capitalistas.
Debemos desechar la idea desatinada de construir, con la renta petrolera, formas capitalistas bajo eufemismos como el de propiedad colectiva privada, y pretender que los intereses de estas formas no se enfrentarán a los intereses de la sociedad toda, que no impedirán la construcción del Socialismo.
Al contrario, las formas capitalistas que hoy creamos, mañana serán heraldos negros que nos anunciarán que hemos fracasado, que la humanidad sigue sin rumbo, que la enfermedad sigue su loca carrera al abismo.
No podemos fallar, no hay otra forma de crear Socialismo que construyendo, clara, determinantemente, Zonas Económicas Socialistas, de Propiedad Social de los medios de producción administrada por el Estado, creadoras y difusoras de Conciencia Socialista.
Al capitalismo no se le puede dar tregua: cada compañía capitalista que formemos será un germen maligno de conciencia capitalista, cada conciencia capitalista que reforcemos será un enemigo del Socialismo y un agente difusor del egoísmo capitalista, cada agente difusor del egoísmo capitalista será un enemigo político nuestro y un aliado natural de la oligarquía y del imperio.
¡El Socialismo se construye con Socialismo!
¡Chávez es Socialismo!
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