Empecemos rindiendo homenaje a este hombre, de quien Martí, a propósito de su fallecimiento, dijo: “Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles merece honor.”
Y a quien Engels, su compañero entrañable, lo recordaba diciendo:
“Marx era, ante todo, un revolucionario. Cooperar, de este o del otro modo, al derrocamiento de la sociedad capitalista y de las instituciones políticas creadas por ella, contribuir a la emancipación del proletariado moderno, a quién él había infundido por primera vez la conciencia de su propia situación y de sus necesidades, la conciencia de las condiciones de su emancipación (…) Por eso, Marx era el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo. Los gobiernos, lo mismo los absolutistas que los republicanos, le expulsaban. Los burgueses, lo mismo los conservadores que los ultrademócratas, competían a lanzar difamaciones contra él”.
En la Revolución Bolivariana los últimos días se habla de Marx. Dirigentes proclaman que no son marxistas, abriendo así cauce a una discusión que es vital para toda Revolución, en ella se evidenciará la teoría de este proceso, y sabemos que de la teoría justa depende el éxito de la Revolución.
La teoría es guía y se entrelaza con la práctica. La práctica, que siempre es histórica, nos indica que:
Más allá del acuerdo o desacuerdo con Cristo, siempre una Revolución, si es verdadera, deberá tener en su fundamento el “amaos los unos a los otros”.
Independientemente de si se comulga con Newton o se adversa, siempre la manzana caerá atraída por la gravedad.
Por más que se queme a los Galileos, siempre la tierra se moverá.
Se puede ser partidario o contrario de Albert Einstein, pero siempre la Energía será la masa por la velocidad de la luz al cuadrado E=mc2.
Se puede ser marxista o antimarxista, pero siempre el Capitalismo será un sistema perverso que nos coloca al borde del infierno, los capitalistas siempre se apropiaran del trabajo y la riqueza ajena, serán enemigos acérrimos e irreconciliables del Socialismo.
No importa si se es marxista o no, siempre el Socialismo se basará en la HEGEMONÍA de la Propiedad Social de los medios de producción y en la Conciencia del Deber Social. Siempre el Socialismo será enemigo acérrimo del capitalismo.
Siempre, más allá de si se es marxista o partidario de cualquier otra cosa, el capitalismo y el Socialismo estarán estratégicamente enfrentados de forma irreconciliable.
Resumimos diciendo que la calidad de una Revolución se mide por la calidad de su relación con la teoría y la práctica, que siempre son históricas. La teoría, la discusión que ignore la práctica, es un ejercicio vocal inútil, y la práctica sin la guía de la teoría es energía disipada.
Siendo así, por encima de resguardos tácticos, toda Revolución debe aproximarse a Marx con el respeto de quien se aproxima a un maestro que cometió los errores propios de quien construyó una de las obras teóricas más importantes de la humanidad.
¡Honor a Carlos Marx!
¡Chávez es Socialismo!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario