De todos los errores que pueda cometer una revolución, el más dañino es dar la espalda a la realidad, ignorarla, porque esa actitud es generadora de más equivocaciones, y las soluciones se escurren igual que se escapa el éxito en los juegos de azar.
La realidad nuestra es que la pequeña burguesía, que hegemoniza la revolución desde el golpe de abril, ha fracasado. El proyecto del híbrido capitalsocialismo que impulsa, no funciona. Es imposible que los lobos (capitalistas) tengan la barriga llena, y simultáneamente las ovejas (trabajadores y pueblo) estén contentas.
Los lobos se quieren comer todo, aumentan las mercancías, quieren los dólares petroleros sin ningún control, con sus medios de deformación crean miedos y mentiras. Y, lo que es peor, obstaculizan la formación de la Conciencia del Deber Social, y sin esa conciencia la Revolución no puede hacer frente ni a la construcción del Socialismo ni a los fuertes embates de la oligarquía globalizada.
Que la pequeña burguesía haya fracasado no debe alarmarnos. En las revoluciones, producto de la lucha de clases que en ella necesariamente se escenifica, se producen estas situaciones. Basta recordar la sustitución de miquelena, que representaba a una derecha clásica capitalista dentro de la Revolución.
Las revoluciones tienen capacidad de rectificar, y en esa rectificación avanzan. Nosotros debemos convertir el fracaso de la pequeña burguesía en profundo período de rectificación. Veamos.
La pequeña burguesía fracasó, pero insiste en su proyecto, y en esa insistencia amenaza con llevar al abismo a toda la Revolución.
Esa actitud es comprensible, ninguna clase dirigente se suicida, es necesaria la fuerza para quitarle el timón. Y esa fuerza, tal como lo fue con miquelena, es el Comandante dirigiendo a la masa en el proceso de rectificación.
La pequeña burguesía insiste en su proyecto del hibrido capitalsocialismo, que hace agua por los cuatros costados. Debemos analizar dónde está el origen del fracaso, para allí rectificar. Analicemos.
El fracaso reside, al contrario de la visión más común, no en que caminamos muy rápido hacia el Socialismo, sino en que avanzamos muy lento y por vías extraviadas, allí es que debemos hacer la rectificación. Aún hay tiempo.
No hemos entendido con claridad que la batalla por el Socialismo se escenifica en la conciencia. Es necesario derrotar la conciencia capitalista del egoísmo y sustituirla por la conciencia amorosa del Socialismo: la Conciencia del Deber Social. Hacia ese objetivo deben ir todos los esfuerzos, todas las soluciones, con ella debemos entrelazar la economía, es necesaria la HEGEMONÍA DE LA PROPIEDAD SOCIAL, nadie habla de un absoluto, SÓLO DE HEGEMONÍA DE LA PROPIEDAD FORMADORA DE CONCIENCIA SOCIAL!
Es necesaria una Campaña Admirable, que tenga como objetivo la formación de la Conciencia Social, soporte de toda la arquitectura socialista, sin ella nada es posible.
En esa campaña la vanguardia deben ser la Cultura y la Información, se debe reformular el Motor Moral y Luces, y ponerlo realmente a impulsar la teoría revolucionaria.
!Con Chávez siempre!
!Chávez es Socialismo!
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