A la América la han surcado tres proyectos históricos humanistas: el proyecto Libertador, el proyecto Fidel-Che y el proyecto Chávez. Los tres liberadores, amorosos, los tres partes de un mismo torrente, todos inconclusos, asediados, postergados por la ruindad y la mezquindad de lo inmediato.
El proyecto Libertador nos lleva hasta San Pedro Alejandrino, tumba del sueño, deuda de los pueblos y emblema de las tareas por concluir. Aún retumban en los corazones de América el sentimiento del gran hombre: “vámonos José que aquí no nos quieren”… El Pueblo no pudo, no supo salvar a su salvador, hubo olvido, y un siglo de oscuridad y temblores se apoderó del continente.
La brisa de la Sierra Maestra trajo la esperanza, y se convirtió en un huracán que gritó al mundo que los hijos de Bolívar y Martí iniciaban de nuevo la marcha para tomar el cielo por asalto. Nos recordamos a nosotros mismos, nos reconocimos en Fidel y amamos al Che, y nos supimos hermanos.
Y el Che, con su adarga al brazo y Fidel en el corazón, se fue a su Vietnam andino a pregonar la indignación frente a la injusticia, y a regar corazones con profundos sentimientos de amor. Y allá una escuelita de La Higuera se cubrió de olvido y el amor se pospuso nuevamente, los generosos se refugiaron en catacumbas, y los infames blandieron sus guadañas.
Y una madrugada, cuando todo parecía destinado para lo gris, salió un grito que rompió la calma, los hijos de los próceres volvieron, y la tormenta tomo cuenta del horizonte. La América comenzó a andar, la espada fue desenvainada y las oligarquías se tiñeron de terror. Volvió Zamora, José Leonardo bajó de Cabure, Gual y España emergieron del Caribe, Miranda navegó nuevamente en el Leander.
El Pueblo intuyó la Esperanza , y el milagro se produjo, parimos un líder y comenzó la redención.
Pero el destinado para llenar a la América de miseria y oprobio sintió los aires de Revolución, y el engranaje de los viejos dientes comenzó a rodar. El objetivo: mutilar al ejército libertador que regresaba, privar a las masas de su líder.
Pero el destinado para llenar a la América de miseria y oprobio sintió los aires de Revolución, y el engranaje de los viejos dientes comenzó a rodar. El objetivo: mutilar al ejército libertador que regresaba, privar a las masas de su líder.
Mil batallas le ganamos al monstruo de las entrañas pestilentes, y mil batallas le seguiremos ganando.
Las oligarquías no cesan en su empeño, pero esta vez no podrán. Profundizaremos, ya no hay tiempo para detener la marcha, llegó la hora postrera de avanzar o morir.
En diciembre el monstruo obtuvo victoria, mucho perdimos, todo puede ser reparado, pero no la ausencia: el líder debe permanecer.
En enero de 2013 no puede haber olvido, ya basta de San Pedros Alejandrinos y de Higueras, el sueño no puede ser pospuesto, el Pueblo erguido en ráfaga buscará los caminos para que no se trunque el amor.
El Pueblo y el líder deben caminar juntos, sólo así iremos hacia el Socialismo y se concretará el sueño.
Derrotaremos las ofensivas del monstruo, las violentas y también las leguleyas. Construiremos la justicia de la Revolución , que es la legalidad que beneficia a los humildes.
¡Aquí no cabe ni sucesión ni restauración, sólo Chávez!
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