No es posible entender el futuro de la Revolución Bolivariana , sin entender el período que va desde abril del 2002 hasta diciembre del 2007. Las claves del futuro están encerradas allí. Veamos.
En abril el pueblo dio muestras de un desprendimiento revolucionario que es ejemplo para el resto del mundo. Esos días, un golpe de Estado fascista planificado por el imperio fue develado en menos de 48 horas por el pueblo civil y militar, restituyendo en el poder al Comandante Chávez.
De allí en adelante, el apoyo al Comandante ha sido constante y voluminoso. El referéndum presidencial fue muestra del amor del pueblo, y la inscripción masiva en el partido fue prueba de conexión revolucionaria del líder y la masa.
Sin embargo, en diciembre pasado el respaldo al Comandante disminuyó en tres millones de combatientes.
¿Cómo estudiar este período en el que el soporte, en lugar de aumentar, disminuyó drásticamente?
Variados enfoques se han ensayado, nosotros vamos a buscar las causas en la variación de la conciencia. Veamos.
Abril fue un acto fundamentalmente espiritual, la masa se motorizó por sentimientos altruistas, ni un reclamo, y habría muchos que hacer, ni una queja, y habría muchos motivos. Nada estuvo por encima del objetivo amoroso, espiritual, moral, del rescate del Comandante. Fueron días de emoción y de lágrimas.
En contraste, Diciembre 2007 simbolizó el “helado cálculo egoísta”, el móvil material, lo pequeño por sobre lo importante y lo trascendente.
Aquel fue un pueblo digno, heredero de libertadores, preparado para las grandes tareas. El de diciembre fue un pueblo mojigato, dubitativo, miope, pequeño.
¿Cómo se produce este cambio en grandes sectores de los que ayer apoyaban a sangre y fuego a la Revolución, dónde están las causas, dónde buscar los reparos?
Las causas profundas están en los errores de la Revolución : no entendimos que la Revolución es ante todo un asunto de conciencia, se trata de una lucha feroz entre la conciencia egoísta capitalista y la conciencia amorosa socialista, entre la HEGEMONÍA de los estímulos materiales y la HEGEMONÍA de los estímulos morales.
Pretendimos construir Socialismo estimulando las salidas individuales, creamos empresarios o grupitos de empresarios, incentivamos el consumismo, creamos expectativas capitalistas, primamos los valores capitalistas. Olvidamos los estímulos morales, desestimamos la vocación social, caminamos con la zanahoria material.
Con esa conducta construimos terreno fértil para los valores capitalistas y, por supuesto, el enemigo cosechó. Y así, las propagandas oligarcas que en abril y en el referéndum presidencial se estrellaron contra el muro de la intuición y la pasión revolucionaria, en diciembre pasado se encontraron una talanquera materialista, blandengue, y prosperaron.
Es un error pensar que la teoría no tiene nada que ver con este fracaso, al contrario, la teoría es determinante. Seguir una práctica guiada por la teoría pequeña burguesa, la misma que transformó un hermoso abril en triste diciembre, es reeditar fracasos.
Debemos nutrirnos con la teoría del Che: desechar las herramientas melladas del capitalismo como instrumentos para crear Socialismo. Revolución que olvide al Che está destinada al fracaso.
¡Sin Chávez no hay Socialismo, sin Socialismo no hay Chávez!
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