La reacción al decreto de amnistía dictado por el Presidente Chávez, sumado a los resultados del 2 de diciembre son señales que indican que hay algo funcionando mal en nuestra Revolución Bolivariana, y que además no estamos atendiendo la situación con el necesario rigor y la indispensable celeridad. Estudiemos el momento en busca de una rectificación.
El período que comenzó con el arribo al gobierno del Comandante Chávez, entra en su fase final el 2 de diciembre. Esas elecciones sometieron a prueba la ideología que dirige a la Revolución en este período, es decir, la ideología de la pequeña burguesía al servicio del capitalismo se confrontó con la realidad y esta le dio una feroz bofetada. La práctica desaprobó el proyecto pequeño burgués.
¿Qué hacer?
El agotamiento de la ideología pequeño burguesa, patentizado en la derrota de diciembre, trae como consecuencia un desencanto en la masa Bolivariana. Ese es el fundamental rasgo que debemos atender. Esta situación de pérdida de raíz de la Revolución, origina cuatro posturas principales:
Una, la pequeña burguesía que insiste en sus tesis, busca revertir la situación con un giro hacia la derecha, propugna el pacto político que ya impulsaba en lo económico con el Capital-Socialismo. Proponen cambios cosméticos en la superficie: salir de algunos personajes, blanquear las fachadas, rectificar en la superficie. Todo esto significa seguir por el mismo camino y con la misma carreta que nos trajo a esta difícil situación.
Dos, los desesperados que comienzan a accionar aisladamente, actitud propia de la marginalidad descontrolada, toman la Revolución en sus propias manos, y con esa conducta nos aíslan de las masas y dibujan salidas fascistas.
Tres, los desconcertados, que golpeados por unas medidas que ellos no entienden, no los preparamos para que las entendieran, se evaden y abandonan.
Cuatro, la actitud revolucionaria, que va al fondo del asunto, devela a la ideología pequeña burguesa, egoísta y disociadora, como la causa de esta situación, y lucha por potenciar la ideología revolucionaria, la amorosa y socializadora, única manera de evitar la restauración capitalista, el derrumbe de la Revolución Bolivariana. Veamos.
Es necesario fortalecer la conexión entre el líder, la esperanza y la masa. Para eso es necesario rescatar la actitud de abril y diciembre de 2002. Es necesario un acto, un relámpago, una emoción, un mensaje al inconciente colectivo, una conmoción similar al 4 de febrero, al asalto al Cuartel Moncada, al "Si la naturaleza se opone lucharemos contra ella”.
El 4 de febrero fue un rompimiento drástico, radical, extremista, con las soluciones pálidas que el pacto de punto fijo intentaba dar a su agotamiento. Hoy, frente al agotamiento de la vía de la pequeña burguesía, las soluciones cosméticas no funcionarán, ahora se impone un cambio radical, que pasa por un cambio radical en lo ideológico.
El Comandante es el único que puede comandar este relámpago, tomando medidas que indiquen a la masa bolivariana que la Revolución puede superar su etapa pequeña burguesa sin retroceder.
Rectifiquemos: nuestra complacencia con la clase media y con el capitalismo, el énfasis en los estímulos materiales, el olvido de los estímulos morales, los valores capitalistas que nos invaden, las fallas en la creación de Conciencia Social, los extravíos ideológicos que nos impiden organizar al partido, las ambigüedades en la acción cultural y comunicacional que dejan campo para que el enemigo implante su ética.
Reafirmemos sin dudas la intención de avanzar hacia el Socialismo verdadero.
Después de rectificar, de fortalecer el camino revolucionario, entonces podemos ser magnánimos. La magnanimidad en plena batalla es candidez suicida.
¡Revolución capaz de rectificar es invencible!
¡Chávez es rectificación!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario