25.2.08

ANTIIMPERIALISMO CAPITALISTA

El antiimperialismo marca nuestra política revolucionaria, y eso nos emociona y nos reconforta, no es poco ser antiimperialista… pero no es suficiente, eso debemos decirlo aunque produzca fruncimientos de seños.

Se puede ser antiimperialista y ser profundamente reaccionario, o dicho de otra manera, el ser antiimperialista no indica por sí mismo que se es revolucionario. Veamos.
El imperialismo no es independiente del capitalismo, al contrario, esa es su esencia, su consecuencia, su evolución, su manifestación más acabada. Todos los males que se le endilgan al imperialismo obedecen a su esencia capitalista y siempre han acompañado a este sistema perverso.
Entonces, no se puede luchar contra el imperialismo sin ser anticapitalista, porque tarde o temprano todo capitalismo nacional tiene que engranar con el imperialismo capitalista mundial, sentarse en la mesa del grupo de los ocho, pensemos en China o en Brasil.
Ahora bien, si la verdadera forma de ser anticapitalista es ser Socialista auténtico, entonces podemos concluir que el antiimperialismo verdadero, el que no es hipócrita es el antiimperialismo Socialista.
Los antiimperialistas que a su vez no son Socialistas, en realidad lo que hacen es disputar cuotas de poder al imperialismo capitalista, es decir, son batallas intercapitalistas, por tanto, gane el que gane, el sistema imperialista en su totalidad queda igual, y así el rumbo suicida de la humanidad sigue su curso, no cambia nada.
Pero, disfrazar las apetencias y pugnas capitalistas regionales o locales con luchas revolucionarias antiimperialistas suma fuerza a las causas capitalistas nacionales, confunde a los pueblos, distrae las luchas por el Socialismo.
Ahora bien, el capitalismo, esté bajo la bandera que esté, ya sea brasileño, o argentino, es capitalismo y tiene las mismas reglas perversas que el capitalismo francés o gringo. Siempre tendrá que apropiarse del trabajo ajeno, de la riqueza social, producir desempleo, marginalidad, inseguridad, hambre, falta de educación y salud para las grandes mayorías, guerrerismo. Esa es su esencia, no hay forma de que sea diferente, donde exista capitalismo, éste existirá a costa de la miseria de las grandes mayorías del planeta.
Con la Revolución Bolivariana dimos inmensos pasos: la declaración del carácter antiimperialista nos fortaleció, y con la declaración del rumbo al Socialismo se reafirmó nuestra convicción revolucionaria.
Se escogió un camino difícil, inmediatamente comenzó la lucha en el terreno teórico, allí se decide la batalla. Algunos dicen que la teoría no es necesaria, flaco servicio despojar a la Revolución de su alma y su cerebro. Otros menos atrevidos sólo intentan desvirtuarla y proponen tesis que desvían el camino hacia el Socialismo.
Nosotros postulamos que la única manera de ser antiimperialistas auténticos es profundizar el Socialismo. En otras palabras, el antiimperialismo auténtico surge de la condición Socialista. Por el contrario, la debilidad del Socialismo debilita también al antiimperialismo hasta convertirlo, o en una simple escaramuza con el gobierno de bush, o una simulación de capitalistas emergentes.
¡Aquí no cabe ni sucesión ni restauración, sólo Chávez!
¡Aquí no se rinde nadie!

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