El humano es el único animal capaz de extenderse con su pensamiento a través de la geografía, del tiempo, de las generaciones.
Es así, convivimos con pensamientos traídos por milenios, nos guían ideas que vienen desde siglos y desde parajes remotos. Creamos nuevos pensamientos, enriquecemos lo heredado, lo modificamos, lo adaptamos, y simultáneamente resolvemos problemas, respondemos incógnitas, aclaramos dudas que el pasado nos legó.
Y así harán las generaciones futuras: heredarán nuestro pensamiento, nuestras interrogantes, lo enriquecerán, darán respuestas, producirán verdades y derrumbarán certezas. Esa es la condición humana.
Siendo la Revolución la tarea más sublime que puede emprender la humanidad, y siendo la condición de revolucionario el escalón más elevado que puede alcanzar el humano, debemos concluir que la Revolución debe extenderse con su pensamiento a edades y parajes futuros.
Podemos decir, entonces, que la calidad de una Revolución será la calidad de las ideas que esa Revolución produce y proyecta en el tiempo y en el espacio.
La Revolución Bolivariana tiene un reto histórico: en su condición de pacífica, debe resolver el nudo de la legalidad oligarca. Veamos.
Una Revolución pacífica fue la de Salvador Allende , y sucumbió atrapada en el tremedal de la legalidad, la institucionalidad, la cultura oligarca heredada. Una Revolución pacífica es la boliviana, la de Evo , y está debatiéndose en una constituyente que no avanza.
Una de las principales fallas de los intentos de revoluciones pacíficas ha sido que se planifican como si los oligarcas no tuvieran iniciativas políticas, como si no disputaran el poder con fuerza y crueldad, como si razones éticas los contuvieran.
Pero los oligarcas no se resignan, aprovechan los resquicios de la legalidad, se valen de los medios de deformación mediática, que se transforman en baluartes militares de la lucha contra la Revolución naciente.
Los oligarcas se salen de la legalidad cuando les conviene y regresan a ella cuando son derrotados, usan la legalidad como una guarimba.
Cada vez que la Revolución intenta avanzar, por pequeño que sea ese avance, la oligarquía ataca, y ataca con violencia, como si del fin del mundo se tratara. Entonces no lo dudan, y se salen de la legalidad.
Hoy, con la reforma, la Revolución está en una de estas disyuntivas: los oligarcas en las orillas de la legalidad acumulan fuerza, que todos sabemos desembocará en un golpe, así lo hicieron en abril y en diciembre. Aprovechan las rendijas para otro zarpazo. Aquí probaremos si la Revolución pacifica es capaz de defenderse, o si todo proceso de cambio pacifico, inevitablemente, es llevado por la oligarquía moribunda a terrenos de violencia donde fatalmente perece.
En estos días se probará si se puede construir una Revolución pacífica que al saberse agredida se defiende, o si seremos un ejemplo más de revolución cándida, inocente, inerme, atrapada en los condicionantes oligarcas.
Ese es el mensaje que la Revolución Bolivariana inscribirá en el futuro: seremos recordados como un episodio fallido, o innovaremos la teoría revolucionaria.
¡Defenderemos a Chávez y al Socialismo!
!Irreverencia en la discusión, Lealtad en la acción!
!A la Reforma, SÍ!
!Orden del Libertador para los Cinco Héreos Defensores de la Humanidad!
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