En las revoluciones existen líderes que aparecen más en público, y líderes más bien discretos, todos son constructores de mundos, tienen su lugar y su función. Por eso, la valoración de los líderes revolucionarios debe hacerse siguiendo un sistema de evaluación diferente al del capitalismo.
En el capitalismo son los medios los que construyen y destruyen personas. De un día para otro erigen un ídolo o destruyen una trayectoria. Condenan al silencio mediático, que es la muerte de los frágiles, o en cinco minutos encumbran la mediocridad al pedestal de la fama efímera.
Las revoluciones deben estar preparadas para hacer frente al silencio y a las deformaciones del aparato ideológico del imperio.
Las revoluciones deben tener espacio y reconocimiento para el esfuerzo callado, el que no busca figuración, el que hace obra y no hace bulla, el que trabaja en el silencio, el que se propaga de corazón a corazón, de humano a humano, de Pueblo a Pueblo.
A propósito, el Che, en carta dirigida a Armando Hart incitándolo a estudiar a Rosa Luxemburgo, decía que el imperio detecta mejor a estos líderes imperceptibles, que nosotros los revolucionarios. Y tenía razón, el capitalismo detectó a la inmensa pensadora revolucionaria y la asesinó.
Hoy aparece un nuevo ataque en esta lucha de información y contrainformación. Veamos.
Los revolucionarios conmemoramos el aniversario de la caída en combate del Che: poesía, canciones, discursos, libros, sentimientos, todos los revolucionarios con saudades del Guerrillero Heroicos.
Entretanto, el enemigo desenvaina la espada de la infamia y vomita andanadas de mentiras contra la gesta heroica que es la vida del Che, se dice de todo, se deforma todo.
Esta afrenta, a la que ya estamos acostumbrados, nos ofrece ahora un nuevo ingrediente que es necesario enfrentar. Veamos.
En el Nacional del domingo 7 octubre, aparece un reportaje calzado por argenis martínez. Este periodista expele una mezcla de mentiras, falsaciencia y mucha mala intención, hasta allí es una muestra del ataque frecuente, pero donde aparece el ingrediente nuevo, es cuando nos dice:
“La Cuba que se organiza y se institucionaliza luego de la entrada a La Habana, es el principio del fin de la etapa caribeña del Che. No puede ser un burócrata sin traicionar a sus principios, no debe limitarse a esperar el retiro militar, tampoco puede suceder a Fidel, pues existe un escollo llamado Raúl Castro experto en la burocratización acelerada de la sociedad revolucionaria y hermano del líder fundamental.
No le queda al Che Guevara otra alternativa que levar ancla rápidamente, acosado por el odio y las maniobras de Raúl y la indiferencia de Fidel.”
El imperio, sabio en su barbarie, ya azuzó a su fiera mediática contra Raúl, líder fundamental, al lado de Fidel, el Che y Camilo, de la Revolución Cubana, con laureola propia ganada en la Sierra Maestra, en la construcción callada del Socialismo y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, ejemplos para la organización social y militar del mundo que se enfrenta al imperio.
¡Chávez y Raúl son Socialismo!
¡Irreverencia en la discusión, Lealtad en la acción!
¡A la Reforma, SÍ!
¡Orden del Libertador para los Cinco Héroes Defensores de la Humanidad!
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