La discusión de la reforma está abierta y cada día toma más fuerza dentro del Pueblo. Sin embargo, la restauración se muestra errática, no encuentran asideros para sus ataques, han centrado sus baterías en la posibilidad de reelección continua y sobre ella han edificado un engaño. Veamos.
Los medios, siempre paparrucheros han puesto todo su esfuerzo en construir el embuste de que la reforma establece la permanencia de Chávez para siempre. Con esa mentira piensan manipular al grueso de su disociada base política y conseguir que manifiesten en contra de la Revolución. Develemos la farsa, y veamos a qué realmente temen los oligarcas desplazados.
La propuesta de reforma dice textualmente lo siguiente:
“El período es de siete años. El presidente o presidenta de la república puede ser reelegido o reelegida de inmediato para un nuevo período”.
Como se ve lo único que propone la reforma es que el Presidente, en este caso el Comandante Chávez, podrá presentarse a elecciones presidenciales, y será el Pueblo libremente, soberanamente, quien escogerá entre los candidatos que se presenten.
De allí a decir que Chávez quiere perpetuarse en el gobierno, o que la reforma consagra su permanencia indefinida, es simplemente una aceptación de derrota anticipada. La oposición está confesando que nunca podrá derrotar a Chávez, y lloriquea para que le quiten, con subterfugios legales, al candidato porque es muy poderoso. Reconocen que no pueden derrotar a Chávez y piden “inocentemente” que lo inhabiliten políticamente.
¿Cuál es la posición de los revolucionarios?
Se trata de sincerar una situación que la oligarquía había enturbiado para engañar al Pueblo. Expliquemos.
Cuando vamos a una elección lo que estamos eligiendo en el fondo no es a una persona, sino a un proyecto. Cuando elegíamos en la cuarta, elegíamos entre candidatos que se presentaban como diferentes, pero que en realidad eran representantes del proyecto oligarca con variaciones menores: diferentes colores, unos gordos, otros flacos, con pelo, o sin pelo, pero siempre parte del mismo proyecto oligarca. Esa fue la treta que les permitió casi medio siglo de capitalismo servil al imperio.
Ahora bien, el Comandante consiguió romper este bloqueo, y usando las mismas reglas de la oligarquía, llevar al Pueblo a elegir, no a un candidato representante del sistema oligarca, sino un candidato destinado a romper ese sistema.
La Revolución que se desató en el 98, y que nos conduce hacia el Socialismo, tiene como fortaleza la conexión del Pueblo con el Comandante, es decir, se basa en el binomio Pueblo-líder, este binomio tiene una tarea histórica: conducir a la sociedad hacia una nueva organización, se trata de un nuevo proyecto de país, el proyecto Socialista.
La oligarquía conoce de la fortaleza y la tarea del binomio Pueblo-líder, y por eso le aterra que persista, por eso ataca la posibilidad de reelección, saben que en elecciones no pueden derrotar al Comandante, al proyecto, al pueblo, y enfilan sus baterías para romper la conexión Comandante-Pueblo. Fracasarán otra vez.
¡Sin Chávez no hay Socialismo, sin Socialismo no hay Chávez!
¡Irreverencia en la discusión, lealtad en la acción!
¡Orden del Libertador para los Cinco Héroes de la Humanidad!
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