La lucha revolucionaria es en última instancia la lucha por integrar la sociedad que ha sido fragmentada por siglos de egoísmo, desintegración que alcanza su más elevado nivel con el capitalismo.
Si definimos la sociedad como los habitantes del planeta y sus relaciones entre ellos y con la naturaleza, entonces podemos definir egoísmo como la conducta que busca el beneficio de sólo una parte de este conglomerado, a costa del perjuicio del resto.
La historia de la humanidad ha sido la lucha entre el humanismo que se enfrenta al egoísmo. Estos dos bandos se han desafiado a lo largo de toda la historia. O mejor, podemos decir, la historia de la humanidad ha sido la lucha por restituir la sociedad perdida, por integrarla.
Si revisamos las grandes gestas de la humanidad, siempre en el fondo encontraremos la causa del amor enfrentada a la infamia del egoísmo. La batalla de Cristo lo fue. Bolívar es ejemplo de amor, de liberación de esclavitud, de desprendimiento. Martí llevó a niveles excelsos la grandeza del humano cuando el amor entra en batalla. El Che, siempre guiado por profundos sentimientos de amor.
Hoy en Venezuela, sumergidos en campaña revolucionaria, es necesario que entendamos que somos continuidad de la guerra del odio contra el amor, de la vida contra la muerte, en definitiva, del humanismo contra el egoísmo, y es aquí en este escenario definitivo donde se decidirá la contienda.
Cada paso que dé el egoísmo, es una puñalada en la causa revolucionaria, cada base material que soporte al egoísmo es un cuartel para la muerte, cada palabra que se pronuncie a favor del individualismo, del egoísmo, es una gota en el mar del odio.
Cada vuelo del amor, del humanismo, es avance de esperanza en la construcción de un mundo mejor, en el reencuentro de los humanos. Cada base material que sustente al amor, es grito de aliento, es reafirmación de que la patria es la humanidad, elevación del humano desde la mezquindad del grupo a la grandeza de lo universal.
La pelea se desarrolla en este campo, es cruel: soldados de la luz, de la vida, caen cada día, anónimos, calladas víctimas de la oscuridad que se mueven desde los subterráneos del pasado.
La infamia obtiene triunfos, cada día reptan presurosos a tomar las colinas que abandona el humanismo, desde allí crece la hierba fétida del egoísmo que asfixia a las revoluciones.
La Revolución avanza y se defiende, de la única manera que una Revolución se puede defender: construyendo base material y conciencia de integración humana, enseñando, educando en la solución social de los problemas sociales, combatiendo las soluciones individualistas y grupales.
La lucha entre los bandos es tenaz y cruel, la decidirán en última instancia los que conozcan donde está su fuerza.
¡Sin Chávez no hay Socialismo, sin Socialismo no hay Chávez!
¡Orden del Libertador para los Cinco Héroes de la Humanidad!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario