Los días por venir amenazan conflictos, es necesario decirlo, aunque ahora soplen vientos frescos atenuados por la copa y las vacaciones. Vivimos una tregua inestable, un alto al fuego precario.
Barruntamos que las fuerzas en pugna se retiraron a sus zonas de alivio, a prepararse para la confrontación inevitable.
Hoy los revolucionarios bolivarianos debemos abrir un intenso período de reflexión, de critica, y a partir de allí enfrentar la arremetida anunciada. Veamos algún material para la reflexión.
Tenemos una gran fortaleza en la conexión amorosa del Comandante con el Pueblo, ese binomio es imprescindible para avanzar. Toda Revolución, necesariamente, se fundamenta en sus primeros pasos en esa conexión. Entonces es tarea principal consolidarla y cuidarla de las arremetidas oligarcas y de nuestras propias debilidades.
También padecemos grandes debilidades, podríamos hablar de las blanduras en las áreas organizativa, económica, en la comunicación, la planificación y muchas otras zonas, más, sin embargo, debemos tratar la principal, la que determina a todas las demás. Expliquemos
Es la ideología la que sustenta y determina a las demás áreas, como sea la ideología será el accionar de la Revolución. La ideología le da el carácter a toda la Revolución.
Si la ideología es sólida, definida, firme, así será la naturaleza de la Revolución. Siendo esto así, nosotros debemos caminar aceleradamente hacia la conformación de un cuerpo ideológico riguroso que nos guíe. La Revolución reclama fuertes pilares teóricos en los cuales afincarse, la etapa de las indefiniciones debe ser superada.
Para construir estos fuertes pilares debemos superar la ambigüedad teórica, es necesario adoptar con firmeza la teoría Socialista y desechar los coqueteos de hibridación con formas capitalistas.
El modelo teórico híbrido no termina de superar la esencia capitalista, ni en la economía, ni en la conciencia: licencia el absurdo de empresarios socialistas, empresas de producción social, cogestión y otras formas capitalistas, estimula el consumo desmedido, prestigia los valores capitalistas y, por supuesto, también es ambiguo frente a la oligarquía y su política.
Este modelo teórico hibrido, ambiguo, es responsable de las dificultades que tenemos para enfrentar la última embestida de la oligarquía, y cada vez más debilitará nuestro accionar.
La oligarquía, guiada por los tanques pensantes del norte, nos ataca con inteligencia, nos disputan la iniciativa, la creatividad, intentan confinarnos al aburrimiento propio de los sistemas vetustos, y sólo el Socialismo auténtico, sin complejos, sin ambigüedades, es capaz de sembrar en el corazón del Pueblo el huracán luminoso, el entusiasmo de quien se sabe constructor de mundos y guerrero de causas altruistas. Sólo a los luchadores por el Socialismo pertenecen los sentimientos nobles, las alegrías, sólo los luchadores por el Socialismo son capaces de disputar con el enemigo el terreno donde el alma luminosa del venezolano se yergue.
Es imperativo imbuirnos de la causa Socialista, sólo así podremos aplastar a los militantes de la muerte, que hoy y mañana se disfrazan con máscaras de futuro.
¡Chávez es Socialismo!
¡A nosotros pertenece la vida y la alegría!
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