Nos llegan noticias de una “Fundación Internacional para la Libertad” presidida por Vargas Llosa. Esta Fundación tiene como principal objetivo hacer un frente internacional contra la Revolución Bolivariana y el Comandante Chávez. Agrupa a los “tanques pensantes” de Estados Unidos y Europa. Realiza foros, publica trabajos, da declaraciones, deforma realidades, construye ideología y opinión adversa a la Revolución. Para muestra, diremos que el Atlas Economic Research Foundation, asociada a la Fundación de Vargas Llosa, recopila información de más de quinientos tanques pensantes de la ideología capitalista alrededor del mundo, en Venezuela destaca el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (CEDICE) dirigido por Carlitos Granier, hijo de Granier y defensor de los mismos intereses.
La Existencia de esta Fundación de Vargas Llosa nos llama a reflexión. Veamos.
Existe sin ningún tipo de complejo, tiene como objetivo defender al libre mercado, al capitalismo, luchar contra los enemigos de la libre empresa. Todo esto lo declaran abiertamente. Entonces, nos preguntamos:
¿Por qué no existe una poderosa Fundación internacional revolucionaria, equivalente a esta del capitalismo? ¿Por qué somos tan débiles en este campo? ¿Por qué a lo más que llegamos es a esos “congresos sociales”, que son fugaces, sin rigor, babélicos, no producen teoría ni organización, ni nada duradero?
Es importante discutir este punto.
Inmediatamente surge una pregunta: ¿Es necesaria una Fundación Internacional Revolucionaria?
Creemos que no sólo es necesaria, sino imprescindible.
La construcción Socialista es por definición una construcción internacional, siempre lo ha sido, y con más razón ahora cuando el capitalismo completó su etapa de globalización.
Hoy más que nunca las oligarquías internacionales están unidas, se confabulan contra los movimientos que se salen de sus designios, defienden sus intereses, que en última instancia son los intereses del imperio capitalista. Esa unión oligarca nos bombardea en el MERCOSUR y también en la OEA, apoya a Granier y dirige la ofensiva de “mecha lenta”, hace campañas infames y nos crea imagen de dictadura, de violadores de derechos humanos, sin mencionar la de terroristas y narcos. Dada esta situación no es posible enfrentar a estas oligarquías sin unir a los revolucionarios que las adversan.
¿Pero, si es tan importante, por qué la Fundación Internacional Revolucionaria no se ha hecho?
Adelantaremos tres elementos para la discusión.
Uno, no hemos consolidado la convicción revolucionaria. Todavía navegamos en las aguas de un hibrido impreciso, que nos hace inmaduros, ambiguos, frágiles. Por eso dudamos a la hora de construir instrumentos revolucionarios.
Dos, esperamos con una actitud esterilizada no herir a los gobiernos oligarcas del continente y del mundo. Esperamos cándidamente que así nos acepten y respeten nuestro Socialismo. Y ellos continúan su guerra en contra de nuestro ejemplo, permiten y mantienen fundaciones, congresos, foros, siguen preparando agresiones violentas.
Tres, tenemos una actitud burocrática frente al asunto: si el gobierno no lo decreta no se hace. Y la fundación no es una labor del gobierno, no podría serlo, sino de los revolucionarios.
¡Chávez es Socialismo!
¡Construyamos instrumentos socialistas!
¡Orden del Libertador para Los Cinco Héroes de la Humanidad!
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