Al Socialismo hemos llegado por evolución espiritual. Quizá no había otra manera, no lo sabemos, pero nosotros llegamos al Socialismo por los caminos del alma, en el espíritu popular han prendido con fuerza de huracán los sentimientos socialistas y superan todas nuestras debilidades. Veamos.
Al principio de esta Revolución nos guiaba simplemente la búsqueda del bienestar del Pueblo, no sabíamos cómo hacer, sólo que la cuarta no era el camino, que debíamos romper con el pasado, con sus conductas. Y así fuimos al hecho Constituyente y con esa irreverencia partimos el espinazo de la cuarta, derrotamos esa forma de manifestarse la dominación. Lo más importante de la nueva Constitución fue hacerla, no percibíamos la causa fundamental que dio origen a la miseria espiritual y material de la cuarta.
Seguimos avanzando y fuimos a las leyes habilitantes. Allí la oligarquía comprendió que no podía capturar a la Revolución ni a su líder, que seguramente cometeríamos errores, pero nunca renunciaríamos a la soberanía, a la independencia. Y eso no lo tolera el sistema imperial.
No hay nada que tema más el imperio que a la autonomía, a la soberanía de un país, y mucho menos si esa soberanía viene acompañada de buenas intenciones, de sentimientos de amor hacia la humanidad, porque entonces ese Pueblo encontrará el camino de su redención y será ejemplo para el resto del planeta.
Ese fue el principal valor revolucionario, lo intolerable para el imperio: La Revolución, el Comandante, no negociaron, y eso los alertó. Construyeron abril y diciembre y se toparon con el Pueblo.
Desde esos momentos la Revolución pasó a ser una posibilidad evidente. Había dos nuevos actores: ya la conexión líder-Pueblo no era sólo electoral, y esa conexión tomó la calle para defenderse. Y nos enfrentamos claramente al imperio y comprendimos que “cuando un Pueblo transita el camino de su redención tarde o temprano se topa con el imperio, si su camino es verdadero”.
Avanzamos hacia una Revolución Bolivariana y Antiimperialista, eso lo decretamos con el valiente discurso del Comandante en el Jardín Botánico.
Continuamos nuestra evolución buscando la mayor suma de felicidad para el Pueblo, y en ese camino el imperio y sus agentes nacionales nos atacaron de mil maneras: a nuestra mano extendida respondieron con agresiones, y sentimos que es el capitalismo el principal obstáculo para nuestra felicidad, porque es la madre del imperio. Para ser Bolivarianos auténticos debíamos ser antiimperialistas auténticos, debíamos ser anticapitalistas, y para ser anticapitalistas auténticos no había otra manera que ser Socialistas.
Fue así, al Socialismo llegamos por una evolución espiritual, y no material, y allí está la solidez de nuestro proceso.
Ahora la Revolución es atacada en su base espiritual: tratan de desgastar el ímpetu espiritual revolucionario desdibujando la necesidad de avanzar, así nos minan el espíritu y se facilita la creación de un nefasto pacto entre oligarcas de vieja y nueva data.
¡Nuevamente los derrotaremos!
¡Chávez y el Socialismo, son un sentimiento!
¡Orden del Libertador para los Cinco Héroes de la Humanidad!
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