27.4.07

HONOR A SACCO Y VANZETTI, ANARQUISTAS AUTÉNTICOS

Nicola Sacco nacido en la provincia de Foggia, Italia, el 23 de abril de 1891. Emigro a los Estados Unidos, donde trabajó como zapatero. Fue un orgulloso militante anarquista.

Bartolomeo Vanzetti nació en el Piamonte italiano en 1888. Llega a Norteamérica en 1908. Termina vendiendo pescado. Con ansias de leer y estudiar se quedaba de noche, después del trabajo, dormido sobre
los libros. Fue un orgulloso militante anarquista.

A estos luchadores los acusaron de un atraco a una fábrica de calzados, en el juicio quedó claro que se trataba de excusas para condenarlos por su consecuencia revolucionaria, por su anarquismo, por su profundo amor por la humanidad.

Oigamos las palabras finales de Vanzetti en el juicio que los condenó a la silla eléctrica, ellas reflejan la dimensión de estos revolucionarios excepcionales:

He estado hablando mucho de mi mismo y ni siquiera había mencionado a Sacco.
Sacco también es un trabajador, un competente trabajador desde su niñez, amante del trabajo (...).
Sacco es todo corazón, todo fe, todo carácter, todo un hombre; un hombre amante de la Naturaleza y de la Humanidad; un hombre que lo dio todo, sacrificó todo por la causa de la libertad y su amor a los hombres: su esposa, sus hijos, su persona y su vida.

El y yo jamás nos hemos llevado un bocado de pan a la boca, desde que somos niños hasta ahora, que no hayamos ganado con el sudor de la frente.
Jamás...

Ah, sí, yo puedo ser más listo, como alguien ha dicho; yo tengo más labia que él, pero muchas, muchas veces, oyendo su voz sincera en la que resuena una fe sublime, considerando su sacrificio supremo, recordando su heroísmo, yo me he sentido pequeño en presencia de su grandeza y me he visto obligado a repeler las lágrimas de mis ojos, y apretarme el corazón, (...) para no llorar delante de él: este hombre al que han llamado ladrón y asesino y condenado a muerte.

Pero el nombre de Sacco vivirá en los corazones del pueblo y en su gratitud cuando los huesos (...)de todos nosotros hayan sido dispersados por el tiempo; cuando vuestro nombre, el suyo, vuestras leyes, instituciones, y vuestro falso dios no sean sino un borroso recuerdo de un pasado maldito en el que el hombre era un lobo para el hombre (...).

Si no hubiera sido por esto yo hubiera podido vivir mi vida charlando en las esquinas y burlándome de la gente. Hubiera muerto olvidado, desconocido, fracasado.

Esta ha sido nuestra carrera, nuestro triunfo. Jamás en toda nuestra vida hubiéramos podido hacer tanto por
la tolerancia, por la justicia, porque el hombre entienda al hombre, como ahora lo estamos haciendo por accidente.

Nuestras palabras, nuestras vidas, nuestros dolores -¡nada!-.

La pérdida de nuestras vidas -la vida de un zapatero y un pobre vendedor de pescado- ¡todo!
Este momento final es de nosotros, esta agonía es nuestro triunfo.”

¡Honor a Sacco y Vanzetti, anarquistas auténticos!

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