3.5.06

LA BURBUJA

Uno de los principales daños que la burocracia puede hacer a la revolución, es la formación de la burbuja. Veamos.
La burbuja se forma alrededor de un funcionario de poder, no cuenta el tamaño ni la importancia. Inmediatamente después de la toma de posesión del funcionario, los burócratas comienzan a inflar la burbuja burocrática de aislamiento. Si el funcionario está atento a los peligros del poder, la operación falla, de lo contrario su formación es inexorable. La burbuja tiene dos componentes: uno físico y uno conductual. Expliquemos.
Los dos componentes se complementan. El físico es el menos importante, consiste principalmente en una barrera en las comunicaciones, se pierden libros, papeles y memorandos, se olvidan de hacer llamadas, es difícil comunicarse con el funcionario, se olvidan de meter eventos en la agenda.
El componente más importante y más dañino es el conductual. Está arraigado en la ideología de la dominación, se alimenta de los pilares psicológicos de la sumisión. El mecanismo comienza a desplegarse con la primera fase, la de cambio de identidad, el nombre del funcionario es reemplazado por el de “jefe”. En Venezuela hay jefes como arroz, allí empieza el proceso de sacralización, es decir transformar al incauto funcionario en santo, por lo tanto infalible y, al ser infalible, cada palabra suya es una orden que no puede ser discutida ni siquiera comentada, muchos menos desacatada. Nuestro funcionario es desligado de la necesaria discusión, un Dios no discute. De esta manera, todo está preparado para pasar a la segunda fase, la de los psicólogos. El burócrata es un experto psicoanalista, ellos diagnostican si el “jefe” está de mal humor o está de ánimo festivo, saben qué tipo de música quiere oír hoy, o si necesita silencio, etc. Esta actitud hace daño, pero lo peor está por venir con la tercera fase, es la fase de sustitución de personalidad. Ahora el burócrata se transmuta en funcionario. Ya se cree ministro o alcalde, y decide por él, intuye lo que el funcionario hará en cualquier situación, no lo necesita, no lo consulta, el burócrata rechaza audiencias, responde memorandos, llegan hasta tomar decisiones, claro, nunca por escrito, siempre comunicación oral, se transforman en reflejos de los funcionarios.
Se cumple así la burbuja burocrática: el funcionario queda aislado de la realidad, vive en un mundo ficticio construido por los burócratas, allí se relaciona sólo con otros jefes atrapados también en burbujas. Mientras tanto, la realidad sigue su curso, anda por allí con una aguja revienta burbujas.

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