23.6.06

LOS TRES MONTAÑISTAS ENAMORADOS

Érase una vez, tres montañistas que decidieron escalar un monte de gigantes alturas, para conquistar el amor de una joven princesa.
Uno dijo, el fin es la cumbre, lo demás no importa, y partió tras su objetivo. Iba sin equipo, sin comida y sin bebida. Por el camino se encontró con una bruja que le hizo una proposición, lo ayudaría a cuenta de cambiar su cara por la cara de una iguana. Aceptó, por supuesto, llegó a la cima. Pero la princesa horrorizada le negó su amor.
El segundo, iba pensando sólo en la princesa, suspiraba, cerraba los ojos, se babeaba, se distrajo tanto en su fantasía, que se perdió, y nunca más se supo del desafortunado enamorado.
El tercero, se preparó con mucho tino, cada paso que daba llevaba incluido el objetivo de la cima y al amor de la princesa. Éste conquistó la cumbre y se casó con la princesa.
La moraleja es que el fin, el amor de la princesa, debe estar contenido en los medios, alcanzar la cumbre.
El primero sacrificó el fin, la princesa. Puso todo su esfuerzo en los medios, la cumbre. Y fracasó.
El segundo sólo se ocupó del fin, de la princesa, y descuidó los medios, escalar la cumbre. También fracasó.
El tercero supo que el fin y los medios, princesa y cumbre, son parte de la misma acción, que en cada medio debe ir incluido el fin. Eso lo llevó a la cumbre y al amor de la princesa.
Esta fábula viene a cuento porque ilustra las variadas actitudes bolivarianas frente a los diez millones. Veamos.
El fin es el Socialismo, esa es nuestra princesa. Los medios son los diez millones, esa es la cumbre.
Hay unos bolivarianos, que a semejanza del primer montañista, por llegar a la cumbre se desdibujan. Estos podrán conquistar la cumbre, pero el Socialismo, la princesa del cuento, no los abrazará.
Hay otros que sólo piensan en Socialismo, es decir, en la princesa, y no atienden a la montaña, que son los diez millones, estos se perderán.
Por último, están lo que saben que al amor de la princesa, es decir, al Socialismo, y a la cumbre de los diez millones, sólo llegarán los que entiendan que en cada voto y en cada acción por conseguirlos, debe ir el amor de la princesa, la idea del Socialismo. O, lo que es lo mismo, el fin está contenido en los medios.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

22.6.06

FABRICIO, EL ABEL DEL REFORMISMO

Fabricio resume en su vida una etapa muy cruel, pero también llena de enseñanzas de la historia venezolana. Se inicia esta etapa con el acuerdo que construye a la Junta Patriótica, encargada de conducir la lucha popular contra el dictador Marcos Pérez Jiménez.
Desde esta Junta, un grupo de valientes y sagaces políticos lanzan la consigna de ¡Unidad!, con la que pudieron aglutinar todo el descontento, a todas las clases, todos los intereses que se oponían a la dictadura. Dirigiendo la batalla (se supo después del triunfo) se encontraba un joven revolucionario, periodista, hijo de Boconó, que el pueblo transformó en leyenda. Aquella junta, aquel Fabricio, fue una muestra de alta política, de un gran sentido de oportunidad, una muestra de un aguzado olfato, de extraordinaria valentía. Pero, también fue una muestra de tremenda candidez.
Después de derrocada la dictadura, no supieron los revolucionarios de la Junta Patriótica, cambiar la consigna de Unidad por una consigna que guiara las tareas de la nueva etapa, cayendo en las manos astutas de la coalición socialdemócrata que había firmado un pacto reformista en New York, luego llamado Pacto de Punto Fijo. Esta falla de los dirigentes revolucionarios, marcó la entrada de la nación en una noche tenebrosa que duró casi cincuenta años.
Es en esas circunstancias, que Fabricio Ojeda se crece como revolucionario. Las lisonjas de la oligarquía no pudieron aplacar su sed de justicia. Así como se rebeló contra la dictadura, se rebela con la misma fuerza contra la nueva oligarquía de AD, COPEI y URD, que sustituyó a la oligarquía perezjimenista. En esa lucha frontal contra la vileza, renuncia al curul de los privilegios, para dirigirse a la “miasma del campamento guerrillero” a convivir con la muerte, escribiendo en la historia venezolana una página de entrega revolucionaria, no igualada hasta ahora.
Pudo el reformismo apresar al glorioso Presidente de la Junta Patriótica, consiguen encarcelar al Comandante Fabricio, y sobre él vuelcan el mismo odio que sufrió Abel, que padeció Sucre, que tienen reservado los enemigos de la dignidad humana para los luchadores por la redención del hombre. Se cerraba así el ciclo de esperanza que se inició en las jornadas heroicas del 23 de Enero.
Casi cincuenta años tuvo que esperar el pueblo por un nuevo despertar. El amanecer del cuatro de febrero de 1992, un martes, el país asistía asombrado a la hazaña de un grupo de jóvenes militares que se levantaban contra el pacto de punto fijo y lo enterraban. Se abría un nuevo período de esperanza, comenzaba la Revolución Bolivariana.
Hoy podemos decir: ¡Fabricio, tus sueños viven con la Revolución Bolivariana! ¡Esta vez no habrá Abel! ¡No habrá Caín de restauración! ¡Esta vez triunfaremos!
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

21.6.06

EL ACTO QUE FALTA EN EL TERESA CARREÑO

Nadie puede negar que el Teresa se ha fundido con el pueblo. El arribo de la revolución significó el rescate del teatro, ahora es común pasar por la avenida México y sentir el bullicio popular que manifiesta su entusiasmo revolucionario en el otrora territorio reservado a la elite de paltó y levita.
La revolución hizo del teatro el lugar para sus grandes eventos, ya la población sabe que cuando un acto revolucionario es en el Teresa tiene gran importancia. Los actos allí realizados son un registro de la marcha de esta revolución, un pulso de por dónde vamos, y serán una fuente invalorable a la hora de escribir la historia de esta revolución.
En el Teresa ha rugido el pueblo jurando defender a la revolución, y también ha llorado frente al testimonio de una anciana que aprendió a leer siguiendo los mandatos de Samuel Robinson. Allí el Comandante habló de Socialismo, de guerra y de paz. El Teresa se ha transformado en territorio del amor revolucionario. Sin embargo, y debemos decirlo, en el Teresa Carreño falta un acto que le dará sentido a todos los anteriores, es el evento del Trabajo Voluntario.
Una revolución que no tenga como uno de sus pilares al trabajo voluntario, es una Revolución que no ha madurado, es una revolución incompleta. El día que el Teresa, templo y termómetro de la revolución, se llene de trabajo voluntario, ese día habrá que hacer un placa que diga con orgullo: “Hoy la revolución da fe, los revolucionarios dan fe, que la conciencia del deber social es el pilar fundamental de la ética y la moral de los venezolanos. Hoy la Revolución Bolivariana conquistó un peldaño fundamental en el camino de la construcción de una sociedad socialista”
El trabajo voluntario es una escuela de conciencia revolucionaria. En ella el hombre que viene del capitalismo, formado sólo en la fantasía de una recompensa material, entiende y siente que el dar a la sociedad su esfuerzo de forma voluntaria, que trabajar para la sociedad, constituye una recompensa moral inmensamente más gratificante que el trabajo compulsivo a que nos condena el trabajar para los patronos individuales. Comprende que sólo el trabajo así realizado, sin la compulsión de la necesidad, es el que lo libera. En ese momento estaremos avanzando hacia la ética que sustentará a la sociedad socialista y dando un gran salto en su construcción.
El asunto es tan importante como la alfabetización, merece una Misión. El ejemplo de trabajo voluntario tiene que partir de los altos niveles del gobierno. Qué saludable para la revolución sería que el trabajo voluntario se iniciara con el ejemplo de nuestros dirigentes, qué fortalecida saldría la revolución de esas jornadas.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!

¡Chávez es socialismo!

20.6.06

ERRORES Y PROPIEDAD

La Revolución Bolivariana ha cometido errores, tiene carencias y dificultades, negar esta situación es propio de cretinos. El deber de los revolucionarios es discutir las fallas, única manera de posibilitar su corrección. Nunca se justifica ocultar los errores y los problemas, al contrario, es en época de adversidad cuando es imprescindible el reconocimiento de los traspiés, sólo conociendo los obstáculos se puede avanzar. Pensemos en el Manifiesto de Cartagena, que nos ilustra cómo una crítica profunda, un reconocimiento de las equivocaciones cometidas, cambió el curso de la historia y posibilitó la revolución de independencia.
Pero no es práctica sana ir discutiendo error por error, desacierto por desacierto, ese camino nos llevaría a un agotador e ineficaz esfuerzo. Lo correcto es ir al fondo, a los generadores de los errores y, corregidos estos, los desaguisados disminuirán y la labor contralora revolucionaria se simplificará.
En la Revolución Bolivariana uno de los más importantes generadores de errores es la falta de una definición clara del problema de la propiedad. Expliquemos.
La forma de propiedad de los medios de producción sostiene una espiritualidad, una cultura, que le es propia, la sustenta y la perpetúa. Siendo así, sobre la forma de propiedad capitalista, nosocial de los medios de producción, no es posible instalar una espiritualidad, una cultura socialista. Al contrario, sobre la propiedad capitalista, sólo y necesariamente, se formará la conciencia egoísta del capitalismo. Ahora bien, únicamente, y repetimos, únicamente, sobre la propiedad social de los medios de producción se podrá construir el Socialismo, la espiritualidad de la solidaridad, la cultura del amor.
El punto, que es de vital importancia, ha pasado por debajo de la mesa de la discusión, trayendo como consecuencia que se reproduzcan con fuerza esquemas de propiedad propios del capitalismo. Por supuesto, que la incoherencia, entre economía nosocial, capitalista, y el requerimiento de una conducta, una ética socialista, de la solidaridad, del amor, trae confusión, hipocresía, falsos valores. De allí que podemos decir que la mayoría de los problemas que confrontamos tienen su origen en esa incoherencia.
Si estimulamos la propiedad nosocial de los medios de producción, si prestigiamos a la empresa privada como eficaz y capaz de resolver los problemas sociales que ella misma generó, estaremos desinformando, confundiendo al pueblo, sembrando en la población la ética del egoísmo y, lo que es peor, expectativas egoístas, disolventes sociales. Y, de esa ética de la ganancia por encima de la vida, sólo surgirán conductas que enterrarán a la revolución en la tumba del logro inmediato, la sacrificarán en la hoguera de la ganancia inaplazable. Es necesario corregir estos errores. La historia de los pueblos está llena de iguales desatinos, y plena de los crueles resultados a que conducen.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

19.6.06

EL BOSQUE Y EL MAR

La inmensidad siempre ha deslumbrado al hombre, el espacio sideral, la majestuosidad de un bosque de Secoyas, la profundidad de los mares, el abismo de un desprecio; siempre la inmensidad ha deslumbrado al hombre. Sin embargo, pocas veces el hombre ha comprendido la grandeza que se encierra en la maravilla que él es, en su capacidad de hacer, en su necesidad de ser.
Es por eso que la vida de la mayoría de la especie transcurre en monotonía, como si repitiéramos una vida que ya perteneció a otros que la recorrieron con la misma chatura que millones de antepasados, un día tras otro, siguiendo el ritmo de un compás furtivo.
Pero, hay momentos luminosos, son frecuentes, son muchos, están allí, convocándonos a convertirnos en bosque, en mar, huracán, volcán en erupción, en montaña nevada. El hombre mediocre no los siente, sólo ve las apariencias, para él un ave que cruza, es sólo un ave que cruza, y no el presagio de frescos vientos de lluvia. Un licor es promesa de embriaguez, y no rara oportunidad de contacto con los dioses.
Es en la política donde destellan las oportunidades de elevarse el hombre por encima de su condición animal y hacerse verdaderamente humano, conquistando la inmensidad de su existencia.
La Venezuela de hoy relumbra, estamos atravesando uno de esos momentos donde la vida deja de ser la búsqueda de lo mezquino, de lo efímero, de lo transitorio, y el horizonte abarca la inmensidad de la transcendencia histórica. Vivimos época fundacional. Al venezolano le nacieron alas para volar sobre los abismos de la esclavitud. Es hora de cruzar Los Andes para ir en busca de Bolívar. Es tiempo de volver a la quebrada del Yuro para decirle al Comandante Che que remontamos vuelo junto a su ejemplo. Martí nos espera en Dos Ríos. La historia abrió sus páginas y pide nuestro alegato.
Podemos escribir páginas nobles, o podemos borronear cuartillas con argumentos pueriles, para justificar la angustia de sorprendernos una mañana cualquiera, con nuestra vida agotada en millones de hechos frívolos y el fracaso de dejar intactas las cadenas de la medianía.
No es momento de astucias milenarias, de mezquinas metas que nos transforman en tiovivos históricos, no es la hora de pasos cortos, llegó, que bueno que llegó, el supremo instante de lo grande, el delirio de lo grande, de entrar en éxtasis libertario, de fundar mundos, de derrumbar muros…
No pertenecen a este momento las cifras estériles, o las estulticias de un gobernador cualquiera. No corresponden los parloteos de la oposición, ni siquiera los del gobierno, lo único que importa es aprovechar la rara oportunidad de construir el Socialismo, de devolver al hombre la posibilidad de hacerse humano, de entrar en erupción creadora, construir un nuevo universo, de pasar a la historia junto a Bolívar, Martí, Fabricio, el Che.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

PRIVADISMO O SOCIALISMO

Si quisiéramos buscar un nombre sustituto al capitalismo, este sería privadismo, es un sinónimo perfecto. Nos da una idea de la esencia del capitalismo. Veamos.
El capitalismo es la ilusión de que los problemas fundamentales de la sociedad se pueden resolver de manera individual, desde lo privado. Siendo así, la sociedad es fragmentada en una serie de tensiones individuales, cada uno de la manera más egoísta posible busca resolver sus problemas, y la suma de esos intereses individuales produce un remedo de sociedad, cuando en realidad es una guerra de todos contra todos.
Por su parte, el Socialismo es la certeza de que los problemas fundamentales de la sociedad sólo se pueden resolver en sociedad, sólo la sociedad puede resolver los problemas sociales. Siendo así, la sociedad es restituida, se suman los esfuerzos individuales para constituir una poderosísima fuerza. La sociedad se regenera en el esfuerzo de todos, y ella se importa de todos sus individuos.
Entonces, la buena marcha hacia el Socialismo tiene que ser aquella que resuelva los problemas de manera social. Y unos pasos errados serían aquellos que pretendan resolver los problemas dentro del privadismo.
Las Misiones son creación de áreas espirituales socialistas, porque en ellas la sociedad, a través del Estado revolucionario, que es el representante de toda la sociedad, resuelve, con amor, un problema social. En la solución de estos problemas se produce una movilización conciente del pueblo, un esfuerzo social. Por eso, no es lo mismo que la Misión Milagro la realice el Estado Revolucionario, a que la realicen las clínicas privadas. En un caso se resuelve el problema y se eleva la conciencia del deber social, la revolución se fortalece. Por el contrario, si se cae en la tentación de realizar la Misión desde las clínicas, se profanan los santuarios socialistas. Lo que se consigue es una hipocresía: el capitalismo, que es el generador de la miseria espiritual y material, no puede resolver lo que él mismo creó.
El asunto no es insignificante, se trata de decidir el destino de la revolución. Sólo la solución social de los problemas restituirá al hombre social, y sólo el hombre social es capaz de hacer revolución. La revolución es la sustitución del hombre egoísta, huérfano de sociedad, por el hombre social integrado con su esfuerzo a una sociedad sana.
Una revolución tiene que aclarar su relación con lo privado. En un período de transición puede haber zonas de convivencia, eso es comprensible, pero nunca deben ser convivencias estratégicas. La tendencia estratégica, es ir en la mente, en la conciencia y en la realidad del país, hacia la extinción del privadismo y su sustitución por el Socialismo.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

MISCELANEAS 9

1. Aquel país que resistió la invasión más brutal que se tenga noticias en la historia de la humanidad, la invasión de los Nazis. Aquel país que defendió a la humanidad contra el fascismo sacrificando más de veinte millones de vidas. Aquel país del Socialismo heroico, sucumbió frente al campo capitalista sin que en esa nueva invasión se detonara un solo disparo.
2. La invasión silenciosa, ideológica, manipuladora de conciencias, estimuladora de los valores del imperio. El centro de esta invasión es la embajada americana, de allí se comienza una labor de captación de debilidades, de lealtades resquebrajadas, de mentalidades afines. Luego se conforman fachadas, unas más evidentes como Súmate, otras más crípticas, que aparentan ser neutrales pero en el fondo son encargadas de estrechar lazos con el imperio, fomentar sus valores. Además opera una zona oculta, de la que sólo tenemos noticias por sus efectos. No hay dudas que esta forma de invasión silenciosa la están aplicando contra nuestro país.
3. En la construcción del Socialismo es vital la creación de la zona de amor, sin ella no es posible una Revolución. Nos atrevemos a decir que la Revolución, la construcción del Socialismo, se resume en la creación y expansión de esta zona de amor. La historia de la humanidad es la historia de la lucha por la creación y expansión de las zonas de amor.
4.
Cuando dos muchachos, Bolívar y Robinsón, hacen un juramento altruista en el Monte Sacro, subliman la condición humana y nace la zona de amor, que crece hasta hacerse un continente y una pasión americana. Cuando unos muchachos militares van al Samán de Güere para comprometerse en los ideales de Bolívar y Zamora, producen el fenómeno, o quizá deberíamos decir el milagro, de la creación amorosa. La toma del cuartel Moncada fue el intento de un puñado de héroes de construir el amor.
5. Cristo, fue el primero en plantear la relación amorosa, su Amaos los unos a los otros. Dos mil años de tenaz afán por concretarla se estrellaban con la incomprensión de la necesidad de dotar al sentimiento amoroso de una relación económica también amorosa, de que la relación económica determina en última instancia el rasgo moral fundamental de la sociedad.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialismo!

16.6.06

EL BLOQUE QUE SOÑÓ BOLÍVAR

Con la insidia del ofidio el imperio se mueve por América Latina, desarrolla una ofensiva diplomática contra la Revolución Bolivariana. Las piezas de un ajedrez bélico toman posesión sobre el tablero, se avecinan momentos de enfrentamiento. El éxito revolucionario depende del análisis frío de la situación.
Lo primero que debemos registrar, es que las oligarquías del continente han salido corriendito, como perritos falderos, al llamado del imperio. Muestra de ello, es la visita de la Bachelet a Washington, y el cumplimiento de las descaradas órdenes que le diera Bush de liderizar, en contra de Chávez, lo que el imperio llama su vecindario, es decir, América Latina. De Uribe, sólo los incautos esperaban otra actitud. Sin embargo, todavía hay quien concibe solidaridad en el oleoso e inconsecuente Lula.
Lo segundo es reconocer que los pueblos del continente, en su mayoría, son víctimas de la manipulación de esas oligarquías. La elección de Uribe y Alan, por más vueltas que le demos, nos indican que la frase de Bolívar: “pueblos, han abusado de vuestra credulidad”, tiene aún vigencia en estos territorios.
De los anteriores puntos se desprende un tercero, la estrategia para el agrupamiento de los países en un bloque latinoamericano debe ser revisada a fondo. Es necesario incorporar a la filosofía de la integración nuevas interrogantes y nuevas realidades. Veamos.
Los gobiernos revolucionarios que han conseguido romper un primer anillo de dominación, Bolivia, Venezuela, y por supuesto Cuba, son la columna vertebral de la integración independiente.
Los gobiernos de oligarquías, disfrazados a veces de izquierdistas, a veces pseudos socialistas, pero nunca independientes, esos gobiernos, no deben despertarnos expectativas más allá de coincidencias tácticas. El llamado de sus intereses económicos, que oscilan entre los intereses de las grandes trasnacionales y las apetencias voraces de sus economías nacionales, les impide una sincera postura integracionista. Por su parte, los gobiernos francamente hostiles, tipo Alan y Fox, deben estrellarse, como en efecto, con la muralla de dignidad de la Revolución Bolivariana.
Quedan los pueblos, unos abusados en su credulidad, otros despertando. Es sobre ellos que debemos actuar, son ellos los que en definitiva decidirán la suerte del continente.
La mejor arma en este enfrentamiento es el ejemplo, sólo el ejemplo conquistará el corazón de los pueblos. Debemos construir una sociedad diferente a la miseria que construye el capitalismo, esa es la clave del triunfo. Si construimos una sociedad que resuelva sus problemas de forma social, sin recurrir a fórmulas nosociales, a formas capitalistas, si construimos una sociedad donde nadie se apodere del trabajo de nadie, donde el esfuerzo de todos sea para el beneficio de todos, entonces el capitalismo mundial habrá recibido un golpe definitivo. Los pueblos del continente sabrán que es posible construir el Socialismo, tendrán un ejemplo, y tendrán esperanza, y pueblos con esperanzas son indetenibles en la marcha por su redención. Sólo con ellos podremos formar el bloque que soñó Bolívar.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

EL BOSQUE Y EL MAR

La inmensidad siempre ha deslumbrado al hombre, el espacio sideral, la majestuosidad de un bosque de Secoyas, la profundidad de los mares, el abismo de un desprecio; siempre la inmensidad ha deslumbrado al hombre. Sin embargo, pocas veces el hombre ha comprendido la grandeza que se encierra en la maravilla que él es, en su capacidad de hacer, en su necesidad de ser.
Es por eso que la vida de la mayoría de la especie transcurre en monotonía, como si repitiéramos una vida que ya perteneció a otros que la recorrieron con la misma chatura que millones de antepasados, un día tras otro, siguiendo el ritmo de un compás furtivo.
Pero, hay momentos luminosos, son frecuentes, son muchos, están allí, convocándonos a convertirnos en bosque, en mar, huracán, volcán en erupción, en montaña nevada. El hombre mediocre no los siente, sólo ve las apariencias, para él un ave que cruza, es sólo un ave que cruza, y no el presagio de frescos vientos de lluvia. Un licor es promesa de embriaguez, y no rara oportunidad de contacto con los dioses.
Es en la política donde destellan las oportunidades de elevarse el hombre por encima de su condición animal y hacerse verdaderamente humano, conquistando la inmensidad de su existencia.
La Venezuela de hoy relumbra, estamos atravesando uno de esos momentos donde la vida deja de ser la búsqueda de lo mezquino, de lo efímero, de lo transitorio, y el horizonte abarca la inmensidad de la transcendencia histórica. Vivimos época fundacional. Al venezolano le nacieron alas para volar sobre los abismos de la esclavitud. Es hora de cruzar Los Andes para ir en busca de Bolívar. Es tiempo de volver a la quebrada del Yuro para decirle al Comandante Che que remontamos vuelo junto a su ejemplo. Martí nos espera en Dos Ríos. La historia abrió sus páginas y pide nuestro alegato.
Podemos escribir páginas nobles, o podemos borronear cuartillas con argumentos pueriles, para justificar la angustia de sorprendernos una mañana cualquiera, con nuestra vida agotada en millones de hechos frívolos y el fracaso de dejar intactas las cadenas de la medianía.
No es momento de astucias milenarias, de mezquinas metas que nos transforman en tiovivos históricos, no es la hora de pasos cortos, llegó, que bueno que llegó, el supremo instante de lo grande, el delirio de lo grande, de entrar en éxtasis libertario, de fundar mundos, de derrumbar muros…
No pertenecen a este momento las cifras estériles, o las estulticias de un gobernador cualquiera. No corresponden los parloteos de la oposición, ni siquiera los del gobierno, lo único que importa es aprovechar la rara oportunidad de construir el Socialismo, de devolver al hombre la posibilidad de hacerse humano, de entrar en erupción creadora, construir un nuevo universo, de pasar a la historia junto a Bolívar, Martí, Fabricio, el Che.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

¡UNIDAD!

Es la unidad uno de los asuntos más importantes en la lucha política. Para los revolucionarios es vital tener una clara visión unitaria. Podemos decir tajantemente que no es posible una revolución sin una atinada unidad, y podemos, siguiendo este pensamiento, afirmar que una errada postura unitaria llevará la Revolución al fracaso. Veamos.
Simón Bolívar con su genialidad construyó una propuesta unitaria correcta. Supo el Libertador con el decreto de Trujillo de 1813, delimitar los campos en pugna: o se está con la independencia, o se está contra ella, quedaron definidos los bandos. Así, la independencia marca los perfiles de la unidad bolivariana: con independentistas todo, con monárquicos nada. Por tanto, la unidad es determinada por objetivos transcendentes y definitorios. La unidad no se hace sacrificando objetivos estratégicos.
Otro ejemplo de la necesidad de una política unitaria correcta nos lo da la lucha contra la dictadura de Pérez Jiménez. La derecha y la revolución confluyeron alrededor de un objetivo común, la caída del dictador. La derecha estaba consciente que se trataba de una mera coincidencia táctica. Pero las fuerzas revolucionarias, ilusas, sacrificaron la estrategia revolucionaria en aras de ese objetivo táctico. Fue así que la derecha, después de derribado el dictador, desarrolla el plan estratégico firmado en New York instaurando la dictadura de los tres partidos. Por su parte, las fuerzas revolucionarias, empantanadas en una errada concepción de la unidad, se hundían en un mar de contradicciones que nos llevaron a casi cincuenta años de gobiernos de Acción Democrática, COPEI, y URD. De aquí una enseñanza: hacer de los requerimientos tácticos objetivos estratégicos, es castrarnos y condenarnos al fracaso.
Hoy en Venezuela los revolucionarios necesitamos la unidad, pero esta no debe ser boba, que en lugar de fortalecer a la revolución nos debilite peligrosamente. La unidad tiene que ser para fortalecer a la revolución, no podemos caer en la trampa de sacrificar los objetivos estratégicos en el altar del oportunismo táctico. Las enseñanzas de la historia nos indican que debemos plantear la unidad en torno a dos objetivos transcendentes y estratégicos: el apoyo al Comandante Chávez, y la construcción del Socialismo.
El campo unitario, chavista, socialista, está delimitado por un concepto sencillo y poderoso: lo que estimule la propiedad social de los medios de producción y la conciencia del deber social, nos conduce al Socialismo. Por el contrario, la propiedad nosocial de los medios de producción, y la conciencia del egoísmo y de la competencia, nos conduce al capitalismo. Quienes pretendan hacer una unidad que ampare el auge del capitalismo, que inevitablemente sacrificará al Comandante, son restauradores disfrazados que deben ser combatidos con todo el peso de las ideas.
¡Unidad socialista!
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialismo!

QUIROZ CORRADI ¿CONCILIACIÓN O CONSPIRACIÓN?

Mucha polémica levantó la visita de Mister Corradi al programa de Ernesto Villegas. Se presentó como parte de la amplitud, parte de un auge conciliador que pretendía borrar el pasado de esta gente diciendo que habían cometido algunos “pecadillos”, pero que ahora daban muestras de querer portarse bien, que habían perdido las malas mañas. Sin embargo, el mister Corradi sigue vicioso, nunca ha dejado de conspirar. Veamos.
Recordemos que es vocero del grupo interventor llamado “Diálogo Interamericano”, al que pertenecen Lourdes Flores, Teodoro y otros lacayos. Este organismo al servicio de las mayores compañías transnacionales tiene como objetivo principal, liquidar al gobierno del Comandante Chávez y a la revolución bolivariana. La columna de Quiroz, que aparece todos los domingos en el diario el Nacional, es un vocero oficial de los grupos golpistas. Ahora Quiroz, agente imperial, despliega, con la desfachatez que da la impunidad, el plan golpista propuesto por el imperio a través una rara organización llamada “Alianza Agro Alimentaria”, gerenciada por Hirán Gaviria. Revisemos lo que el imperio propone.
Dice el primer punto del plan:
“Un gobierno civilista de cambio y entendimiento nacional mediante elecciones libres y escrutinios transparentes. (Tal como se presenta hoy el panorama político quizá sería conveniente que el plan no se concentrara exclusivamente en el proceso electoral. Hay otros mecanismos: renuncia, asamblea constituyente, etcétera).”
A este primer párrafo, que define al documento como descaradamente golpista, sigue una serie de medidas que son una variación del plan del 11 de abril: privatización de PDVSA, salida de la OPEP, incorporación de los saboteadores petroleros, acabar con el control de cambio. En resumen, retomar la senda del infierno que nos propone el capitalismo neoliberal, generador de miseria espiritual y material.
No hay dudas, ya murieron las ilusiones conciliadoras, las enterró el desarrollo del agresivo plan golpista que se despliega frente a nuestras narices. La Revolución debe tomar medidas. Una, la principal, es profundizar, acelerar el camino al Socialismo. Ya sabemos que sólo la conciencia socialista es capaz de derrotar definitivamente a los mercaderes del templo. Además, la Revolución debe alertar y preparar al pueblo frente al plan de estos enemigos de la patria, que desarrollan una agresión contra Venezuela siguiendo instrucciones de Bush. La Revolución debe derrotar los devaneos conciliadores que lubrican la derrota. Y, por último, se debe acabar con la impunidad: Quiroz, que abiertamente conspira, debe ir preso; la Revolución debe tener capacidad de defenderse; la impunidad debe acabarse ¡basta de perdón!
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

SOMOS PRIVILEGIADOS

Los pueblos tienen la grandeza de los asuntos que los ocupan. El pueblo de Venezuela es un pueblo privilegiado porque tiene la singular oportunidad de discutir y construir al Socialismo. El humano hoy no tiene tarea más trascendente que la construcción de una sociedad donde el hombre deje de ser lobo del hombre, y donde la naturaleza no sea objetivo de depredación sino de atención, de armonía.
El Comandante Chávez nos dice que: “O la humanidad camina hacia el Socialismo o la humanidad perece, no es posible seguir transitando el capitalismo, ese camino es el camino al infierno”, y nos convoca a la batalla con la bandera grande que lleva inscrita la consigna “Socialismo o muerte”. Es la hora de la grandeza, no hay lugar para lo pequeño, y todo es pequeño frente a la tarea de salvar a la humanidad.
El mundo, los pueblos del planeta, están atrapados en un torbellino capitalista. Europa, Asía, China, la América, sucumben a los cantos de sirena del demonio capitalista. China, ahora modelo de capitalismo, tiene los más altos índices de desarrollo económico y, simultáneamente, tiene los más desastrosos índices de deterioro del medio ambiente. No hay duda, el capitalismo produce un impacto ecológico que en pocos años nos llevará al abismo. Estamos en un mundo enloquecido por el lucro, la producción y la competencia. Los capitalistas nos llevan al suicidio de la especie. De seguir este camino, tendremos el macabro privilegio de ser la única especie que en toda la historia del planeta se suicidó.
El hombre del capitalismo se debate entre ser un robot consumista o ser un excluido, miserable en los dos casos, convertido en un remedo cruel de lo que podría ser, condenado a ser una víctima de su propia creación. La humanidad, el humano, no tiene otra salida que superar al capitalismo. Las pretendidas soluciones individuales, inevitablemente, encuentran al final del camino la frustración.
Para el mundo es vital un ejemplo que de existencia a la esperanza, que le muestre el camino de la superación del capitalismo y la construcción de una sociedad que coloque al humano en el centro de todas las acciones, que derrote a los agoreros que pregonan que la revolución no es posible, que murió la esperanza. En Venezuela tenemos la posibilidad, la altísima responsabilidad, de ser ese ejemplo.
En esta hora la obligación de los dirigentes es una sola: llevar al pueblo las ideas, organizarnos, guiarnos en la lucha contra el capitalismo y en la construcción del Socialismo. La meta es el Socialismo, no hay estaciones intermedias, no hay cabida para medianías que sólo sirven para distraer y hundirnos en el fango de la derrota. Sólo hay cabida para lo grande.
Sustituir la lucha Socialista por prebendas personales es una traición a la humanidad. Distraer los caminos de la lucha socialista por atajos ilusorios, es una evasión con consecuencias dramáticas.
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialista!

EL MÓVIL DE LOS MÓVILES

En la vida es fundamental conocer el móvil de los móviles. Saber aquello que produce las conductas nos permite ubicarnos con éxito en este torbellino de pasiones que es la existencia humana. Los grandes líderes revolucionarios son grandes conocedores de las motivaciones de los pueblos, pero, además, son creadores de nuevas motivaciones.
Bolívar consigue movilizar a los llaneros a través de los Andes, porque los motiva de manera correcta. Y, con esa hazaña, nos deja una enseñanza invalorable. Sabía El Libertador que había dos formas de movilizar a los llaneros. Una, con incentivos materiales, prometiéndoles cosas. Si este era el móvil principal, sin duda los movilizaría, pero no para lo grande, la movilización sería para lo mezquino, para lo egoísta, sería una movilización mediocre. La otra forma, dándoles incentivos morales. Veamos.
Bolívar, momentos antes de entrar en la batalla de Junín, arengaba a su tropa con estas palabras:
“Soldados vais a completar la obra más grande que el cielo ha podido encargar a los hombres, la de salvar al mundo entero de la esclavitud!…”
El Libertador, y he aquí su genialidad, consiguió movilizar a aquel pueblo con incentivos morales, los convocó para la gloria, para lo grande, para lo noble. Y así pudo hacer de aquellos llaneros criadores de ganado, un ejército de libertadores cuyas proezas aún no han sido igualadas.
Hoy en Venezuela estamos en batalla similar a aquella de la revolución de independencia. Por un lado el imperio y sus lacayos nacionales queriendo sojuzgarnos y, por el otro, la patria y el mundo que nos convocan a hazañas inmortales para su defensa.
El móvil de hoy tiene que ser el mismo que hizo posible el paso de los Andes, la moral. El éxito será nuestro con los móviles morales y con el Comandante Chávez, que lleva la espiritualidad bolivariana al corazón del pueblo.
Los oligarcas no pueden triunfar porque de su lado sólo está el egoísmo, la oscuridad y el deshonor de quienes luchan al lado de los enemigos de su patria.
La batalla ha comenzado, ya sabemos que la invasión, que los invasores están aquí: Sumate actúa como agencia colonial imperial; los candidatos invasores del norte se baten entre sus mezquinos intereses personales y la necesidad de complacer al monstruo que los financia; el resto de la piara continúa su forcejeo para crearnos una imagen de país terrorista y dictatorial, que justifique las agresiones que ya tienen planeadas.
La batalla ha comenzado, la hora no permite equivocaciones, ni distracciones. Todos resteados con la patria, todos resteados por la causa del Socialismo, todos resteados con el Comandante Chávez… lo demás no importa nada.

¡Solo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

15.6.06

MICELANES 8

1. Toda Revolución implica grandes sacrificios, no es posible pensar en cambios profundos sin enfrentar la adversidad. Los caminos sin obstáculos son propios de cuentos de hadas y no de la realidad de la lucha social. No es descabellado decir que los pueblos preparados para el infortunio son los que tienen derecho a transitar caminos de felicidad.
2. Acertado estuvo el Comandante cuando denunció a la ineficacia, al burocratismo y la corrupción, como las perversiones en esta etapa de la Revolución.
3. El alto burocratismo, entendido como el ejercicio de un cargo con el primordial objetivo de disfrutarlo y mantenerse en él, es el aliado natural de la corrupción y del Capitalismo que ella origina.
4. Pragmáticos son los que piensan que el conocimiento sólo se adquiere en la práctica, no son capaces de resolver estrategias, sólo tareas muy simples. Desprecian la teoría, esa es su desgracia.
Los idealistas desechan la realidad y ven como única fuente de conocimiento al intelecto. No resuelven problemas reales, son fatuos.
Los burócratas, les interesa sólo la forma, nunca el contenido, el trámite es lo fundamental, las consecuencias no importan.
El científico revolucionario busca el conocimiento en una sabia combinación de la práctica con la teoría. Sabe que el conocimiento práctico sin el complemento de la teoría es inútil, por eso, prestigia la lectura y el pensamiento tanto como ir a la realidad.
5. El imperio, sabio en sus luchas, detecta los cambios en el paisaje político, y muda su táctica. Ahora aúpa el trafago de la renta petrolera hacia la construcción de Capitalismo, comprende que fortalecer el Capitalismo es debilitar al Socialismo y por ende al Comandante y a la Revolución.
6. Los Estados Unidos nos aplica la táctica de la tenaza. Así capturaron a Nicaragua, veamos. La tenaza tiene dos brazos. Uno, es satanizar la revolución, en Nicaragua la asociaron a la guerra, aquí en Venezuela hacen lo mismo. El otro brazo, es santificar la opción opositora, allá lo hicieron con Violeta Chamorro, aquí lo hacen estimulando la conciliación. Los brazos de la tenaza se cerrarán cuando nos coloquen frente a la necesidad de escoger entre estas dos opciones, o el desastre o la convivencia.

9.6.06

¡PUEBLOS!

Después de establecida La Gran Colombia, El Libertador enfrenta una decisión, ir al sur para expulsar definitivamente a los españoles del continente, o permanecer en territorio grancolombiano consolidando la nueva nación.
Sabía Bolívar, que la libertad de la naciente patria dependía de la construcción de un polo de naciones que participara en el equilibrio geopolítico mundial, que no era posible la existencia de naciones aisladas sin que fueran subyugadas por los imperios existentes. Pero dudaba. Sabía también que la patria nueva reclamaba sus esfuerzos, había tareas inconclusas, los espectros infames rondaban su criatura.
Tomó una decisión, se fue al sur. Bomboná, Quito, Junín, el Perú, sintieron el huracán guerrero y libertador, Lima conoció de sus amores, Bolivia, su Bolivia, presenció la grandeza del estadista y visionario… Pero no todo era gloria, del norte, de su Gran Colombia, bajaba el viento pestilente de la mezquindad. Ayacucho cubrió de gloria a Sucre, y también mostró en toda su vileza a la nueva oligarquía que retoñaba en el suelo de Caracas y Bogotá. El Congreso había ordenado a Bolívar, al Libertador de medio continente, al constructor de la nación donde ellos vivían, o deberíamos decir reptaban, ese Congreso, había ordenado, tuvo la osadía de ordenarle, que dejara la jefatura del ejército. Comenzaba la felonía que terminó en San Pedro Alejandrino y en la disolución de la Gran Colombia. El sueño fue postergado. Bolívar, sucumbió, no frente a las poderosísimas fuerzas del imperio, sino frente a la ruindad que retoñaba a sus espaldas. ¿Qué falló? ¿Por qué los triunfos se transformaron en tragedia?
Una revolución es una contradicción entre la grandeza que demanda el compromiso, y la pequeñez arrastrada del pasado. Es una contradicción entre el águila y la mosca. Siempre será así, el vuelo alto, los sueños elevados, los saltos al futuro, son acechados por la infamia que se quiere superar. El pasado nos envía heraldos sombríos para contaminar la obra de los grandes.
Derrotar el pasado para construir el futuro, no es posible sin la sociedad. Los individuos liberan, conducen la liberación, pero su consolidación sólo se logra si los pueblos superan la conducta egoísta del pasado y construyen, entre todos, la nueva moral y la nueva ética, la vigilancia revolucionaria, la defensa revolucionaria de los logros. Entonces, la falla estuvo, diría Simón Rodríguez, en que el libertador dejó tras de sí a hombres, no dejó a pueblos, la revolución es obra de sociedades concientes, de la vigilancia que sólo puede ejercer el colectivo.
El soporte vital de una geopolítica revolucionaria es la construcción, en las zonas arrancadas a la influencia del imperio, de conciencia revolucionaria; es la construcción de pueblos de los que no se pueda “abusar de su credulidad”.
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialismo!

8.6.06

EL SILENCIO

Nos llega una noticia que, al no ser desmentida, toca a alarma general. Dice la prensa, que la Asamblea Nacional aprobó en primera discusión una ley que autoriza la privatización de las cárceles. Se trata de un golpe noble a la revolución bolivariana, y una indicación inequívoca que vamos extraviando el camino. Veamos
Las revoluciones, ya lo dijo el Che, se fundamentan en la conciencia revolucionaria, es decir, en la conciencia del deber social. Sin conciencia del deber social no es posible una revolución. La revolución bolivariana, definida por el presidente Chávez como una revolución rumbo al Socialismo, tiene que elevar la conciencia del deber social, de no hacerlo se producirá, necesariamente, una restauración con altas posibilidades de una transición fascista.
En la tarea de la construcción de esa conciencia la revolución puede cometer errores, serán corregibles. Lo que no puede permitirse la revolución es ignorar la lucha interna, hacerlo es dejar el campo abierto a las tendencias antisocialistas y entregar el proceso con los ojos vendados en las fauces de los neocapitalistas.
No hay duda, la aprobación de esta ley nos evidencia la existencia de una corriente interna restauradora y antisocialista, que le está haciendo mucho daño a la revolución. Están restaurando la economía capitalista, y también la conciencia capitalista; le están dando golpes mortales al Rumbo al Socialismo.
Privatizar las cárceles es transformar claramente, sin tapujos, a seres humanos en objetos, en piezas, en mercancías, y entregarlos a la voracidad de la empresa privada. Un duro golpe al empeño de transformarnos en una sociedad donde el humano esté en el centro de todos los afanes, un duro golpe al Socialismo. Pero, además, es reconocer que la empresa capitalista puede resolver mejor que la sociedad, que el socialismo, los problemas de todos. Es la capitulación de la revolución, es claudicar del camino revolucionario y tomar el atajo de la más grosera restauración neoliberal.
La aprobación de esa ley en La Asamblea Nacional, es muestra de que existe una agresiva corriente restauradora, antisocialista, en el interior de la revolución bolivariana, una corriente francamente neoliberal. El combate a estas desviaciones debe ser nuestro objetivo en la necesaria batalla de ideas.
Esta corriente tiene como una de sus principales armas el chantaje de la proximidad de las elecciones y la supuesta necesidad de mantener la unidad. De esta manera, consiguen una especie de impunidad para avanzar a pasos acelerados en la restauración.
Los revolucionarios estamos cometiendo un grave error con el silencio y la inercia. La revolución no puede suspenderse para retomarse luego. Eso nos aísla de las masas, y cuando pretendamos volver, cuando pidamos al pueblo que nos acompañe en el camino socialista, estará atrapado por la conciencia capitalista y será nuestro enemigo.
¡Unidad socialista!
¡Avances del capitalismo, son retrocesos del Socialismo!
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialista!
¡Socialismo o muerte!

7.6.06

LOS VERDUGOS

Las victorias de Alan García y de Uribe, llaman a una necesaria reflexión: cómo es posible que un pueblo algunas veces elija a sus propios verdugos, y en otras ocasiones de muestras de extraordinaria elevación altruista.
La respuesta tiene dos caras, por un lado las clases dominantes, los verdugos, capturan la conciencia popular, en eso basan su dominación, dicen los clásicos que la principal arma del dominador es el alma del dominado. Para esta dominación se valen de los medios de comunicación, de la escuela, las artes, etc. Toda la espiritualidad de una sociedad la ponen al servicio de la colonización de la conciencia popular. Todo al servicio de que el sistema que favorece al verdugo sea aceptado por las víctimas. Así se explica cómo los alemanes eligieron a Hitler, o que los norteamericanos eligieran a Bush, o que Alan gane en Perú. Significa que esos pueblos quedaron a merced de las clases sociales dominantes.
Frente a esto, dos corrientes intentan romper esta situación.
Los idealistas populistas postulan que el pueblo, instintivamente, encuentra el camino hacia su redención. Esta corriente de pensamiento es enemiga de la organización nacional, de los líderes nacionales, y de las teorías revolucionarias. También son enemigos del Estado, de cualquier Estado. Disfrazan su posición en un supuesto amor por el pueblo, cuando en realidad lo privan de sus mejores armas, la teoría, la organización y el liderazgo. Condenan a la masa a no tener dirigentes, para ellos pueblo es sólo el pueblo sin conciencia. Fragmentan el binomio pueblo-dirigente, pueblo-vanguardia, que es la expresión del pueblo conciente. Sin este binomio los humildes son condenados a un collar de derrotas.
Por su parte, la teoría revolucionaria propone que la lucha por la emancipación de los pueblos es en esencia la lucha por la conciencia de la sociedad. Los triunfos de Fidel, Chávez y Evo, significan que la conciencia del deber social, que es la conciencia de la Revolución, se instaló en grandes sectores de la población y así se concretó el triunfo revolucionario. El binomio vanguardia-pueblo se hizo fuerte, cumplió su papel y condujo al triunfo.
Esa es la explicación de fondo, esa es la enseñanza más importante de las últimas elecciones en el continente: es necesario elevar la conciencia revolucionaria en los pueblos, esta conciencia no se adquiere espontáneamente, es labor de las vanguardias.
Hay otra enseñanza, la lucha revolucionaria se dilucida en la conciencia social, en la conciencia del colectivo. Si la Revolución, si la conciencia del deber social no avanza, indefectiblemente avanzará la conciencia capitalista, la del egoísmo, y los pueblos retrocederán en el camino de su redención y elegirán a sus verdugos. La historia tiene ejemplos claros y crueles de esta afirmación.
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!

¡Chávez es Socialismo!

LOS VERDUGOS

Las victorias de Alan García y de Uribe, llaman a una necesaria reflexión: cómo es posible que un pueblo algunas veces elija a sus propios verdugos, y en otras ocasiones de muestras de extraordinaria elevación altruista.
La respuesta tiene dos caras, por un lado las clases dominantes, los verdugos, capturan la conciencia popular, en eso basan su dominación, dicen los clásicos que la principal arma del dominador es el alma del dominado. Para esta dominación se valen de los medios de comunicación, de la escuela, las artes, etc. Toda la espiritualidad de una sociedad la ponen al servicio de la colonización de la conciencia popular. Todo al servicio de que el sistema que favorece al verdugo sea aceptado por las víctimas. Así se explica cómo los alemanes eligieron a Hitler, o que los norteamericanos eligieran a Bush, o que Alan gane en Perú. Significa que esos pueblos quedaron a merced de las clases sociales dominantes.
Frente a esto, dos corrientes intentan romper esta situación.
Los idealistas populistas postulan que el pueblo, instintivamente, encuentra el camino hacia su redención. Esta corriente de pensamiento es enemiga de la organización nacional, de los líderes nacionales, y de las teorías revolucionarias. También son enemigos del Estado, de cualquier Estado. Disfrazan su posición en un supuesto amor por el pueblo, cuando en realidad lo privan de sus mejores armas, la teoría, la organización y el liderazgo. Condenan a la masa a no tener dirigentes, para ellos pueblo es sólo el pueblo sin conciencia. Fragmentan el binomio pueblo-dirigente, pueblo-vanguardia, que es la expresión del pueblo conciente. Sin este binomio los humildes son condenados a un collar de derrotas.
Por su parte, la teoría revolucionaria propone que la lucha por la emancipación de los pueblos es en esencia la lucha por la conciencia de la sociedad. Los triunfos de Fidel, Chávez y Evo, significan que la conciencia del deber social, que es la conciencia de la Revolución, se instaló en grandes sectores de la población y así se concretó el triunfo revolucionario. El binomio vanguardia-pueblo se hizo fuerte, cumplió su papel y condujo al triunfo.
Esa es la explicación de fondo, esa es la enseñanza más importante de las últimas elecciones en el continente: es necesario elevar la conciencia revolucionaria en los pueblos, esta conciencia no se adquiere espontáneamente, es labor de las vanguardias.
Hay otra enseñanza, la lucha revolucionaria se dilucida en la conciencia social, en la conciencia del colectivo. Si la Revolución, si la conciencia del deber social no avanza, indefectiblemente avanzará la conciencia capitalista, la del egoísmo, y los pueblos retrocederán en el camino de su redención y elegirán a sus verdugos. La historia tiene ejemplos claros y crueles de esta afirmación.
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!

¡Chávez es Socialismo!

6.6.06

LA GOTA

Cuando nos cae una gota de agua en la cabeza, nos ponemos alertas. Si a esa primera gota la siguen dos más, no esperamos otro aviso, deducimos que viene lluvia y hacemos los arreglos para afrontarla, buscamos paraguas o refugios. Asimismo es la política. Allí el éxito estriba en comprender las gotas que anuncian el futuro, y tomar las providencias.
Las gotas siempre están cayendo, sin embargo, no todos las interpretan, existen cantidad de obstáculos que impiden su comprensión. Veamos. Hay una tendencia a sólo ver lo que nos conviene. El caso más frecuente, y no por eso menos patético, es el de los candidatos presidenciales que ignoran todas las señales, todas las gotas. No creen en encuestas, y tampoco en que sus mítines son pobres, pero, si los saluda una señora y un niño, magnifican el hecho y lo toman como signo de triunfo seguro.
Si la gota presagia tormenta, la ignoramos, nos refugiamos en el mundo de la imaginación y esperamos un milagro. Si la gota contradice lo que piensan los superiores, la ocultamos, son pocos los superiores que valoran las gotas adversas. Es difícil, se necesita mucha valentía para analizar las gotas correctamente.
Para los revolucionarios es imprescindible entender los mensajes que traen las gotas, las señales que nos manda el futuro, de eso depende el éxito de la revolución. El Che predijo, veinte años antes, la caída de la Unión Soviética, cuando nadie creía, cuando hablar de eso era una locura o un extremismo. Y la valentía del análisis del Che, lo correcto de su apreciación, salvó a Cuba y a la posibilidad socialista para la humanidad.
En Venezuela debemos estar atentos a las gotas. Bush manda muchas gotas, esas presagian intervención, no hay dudas. Chávez envía muchas gotas, esas anuncian dignidad. El pueblo protesta desordenadamente, esas gotas anuncian desorganización. En las elecciones pasadas hubo mucha abstención, esas gotas anuncian confusión. Venezuela, Cuba y Bolivia están más unidas que nunca, esas informan redención. Llegaron los Kalashnikov, esas gotas avisan preparación. Hay socialismo y hay también capitalismo, esas gotas dicen conflicto. Hay conciliación a montón, esas gotas presagian plan restaurador. Crece el crédito al consumo superfluo, esas gotas indican extravío. Se trancan autopistas y calles por pequeñeces, esas gotas denuncian inconciencia de deber social. Chávez dijo “Socialismo o Muerte”, esa gota marca la esperanza.
El deber de los revolucionarios es ver las señales, analizarlas con valentía, sin miedo a equivocarse. Un error nunca debe ocultarse, al contrario, debe discutirse abiertamente, esa es la única manera de corregirlo, y ya sabemos que revolución que no corrige errores se pierde. Nunca una revolución se ha perdido por discutir sus errores, en cambio muchas se han perdido en evasivas mediocres.
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialismo!

5.6.06

ATAJOS AL PASADO

La conciliación es tenaz en su necedad. Contra toda lógica, contra toda realidad, se empeña en ver una oposición democrática irreal, imposible. Los pretendidos demócratas de oposición nos recuerdan aquel cuento del rey que se paseaba desnudo por las calles, y fue la sinceridad del grito de un niño: ¡el rey está desnudo!, lo que trajo a la realidad a aquella gente. Hoy nos hace falta un niño que grite: ¡no son demócratas!
Por más piruetas que hagan los conciliadores internos, siempre Julio, Manuel y Teo serán demócratas o terroristas de acuerdo a como sople el viento que favorezca sus intereses.
Pero, por qué ese empeño en ver lo que no existe. Expliquemos.
Hay dos componentes en la actitud conciliadoras: primero la necesidad que emana de las entrañas económicas del proyecto restaurador, que requiere volver al pacto de punto fijo, forma política de un capitalismo rentista dependiente; pero hay un segundo componente, es la candidez. Veamos.
Los ingenuos piensan que las formas políticas son independientes de las realidades sociales. Se olvidan que mientras existan clases sociales, las libertades, por tanto la democracia, será un concepto ligado a los intereses de los grupos sociales que la ejercen.
La democracia de los oligarcas, es la libertad de ellos para expropiar al pueblo humilde de la riqueza material y espiritual, es la libertad para reprimir los brotes emancipadores que vienen de los humildes. En contraste, la democracia, la libertad de los humildes, es la libertad de nosotros, de los humildes, para construir un mundo donde el hombre sea el centro de todos los afanes, el individuo realice toda su potencialidad dentro de la sociedad, y la sociedad sea albergue y manto de todos sus miembros.
Queda claro que los intereses son contrarios, las democracias son opuestas.
La democracia no es un concepto aéreo desligado de quien la ejerza. De allí, que la capacidad democrática se puede medir por el proyecto de país donde milite la persona. Así, Teo, Julito y Manuel, serán demócratas sólo para defender sus intereses oligarcas, y cuando estos intereses mezquinos estén en peligro, entonces no vacilaran en, desnudos, ponerse del lado de la dictadura, apoyar aventuras golpistas, aceptar el magnicidio, hacer guarimbas, ir a Miraflores a firmar, y no vacilaran en confinar a los humildes a los ghetos y las catacumbas.
Chávez, esta Revolución, que es la redención de los humildes, no favorece los intereses oligarcas. Por eso, aquí en la Venezuela revolucionaria, la democracia de los oligarcas siempre será hipocresía.
No busquemos atajos al pasado, aquí el único camino franco es el salto adelante hacia el Socialismo.
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!