La campaña
electoral burguesa tiene un rasgo que la marca: la tendencia a discutir sólo en
la superficie de la realidad, nunca ir al fondo, de esta manera la sociedad es
fácil presa de la manipulación, del efecto publicitario. Siempre la ética del
egoísmo le da insumos para la trivialidad, nunca para el pensamiento riguroso.
Los actores están obligados a pelear en el coliseo de la estulticia porque las
elecciones oligarcas fueron diseñadas para el engaño. Veamos.
La Revolución está obligada a participar en este tipo
de elecciones pero debe hacerlo de manera diferente, haciendo frente al
cretinismo oligarca, respondiendo sus tonterías. Pero esto no debe ser el
centro de su campaña, de ser así estaría contribuyendo con la distracción,
educando a la sociedad para lo banal.
La Revolución debe ir a las elecciones sin olvidar la
discusión de temas trascendentes, la formación y el estudio. Es
imprescindible subir el nivel de análisis del pueblo, sólo así este podrá
desentrañar la verdad, percibir las consecuencias de sus actos. Las
elecciones deben ser escenario de la gran batalla cultural: entre la ética
Socialista y la capitalista.
La oligarquía, a través de sus medios creadores de
formas de sentir y pensar, nos ha acostumbrado al facilismo mental, a
conformarnos con las apariencias, nos niega el pensamiento abstracto, la
reflexión y la posibilidad de establecer relaciones causa-efecto. Nos inundan
con fantasías, reality shows, las novelas, los noticieros, todos tienen
la finalidad de amaestrarnos para lo frívolo. Nos preparan para la dominación,
para las elecciones burguesas.
La Revolución tiene un sólo camino y una tentación. La
tentación es caer en la lógica de la oligarquía, participar en el extravío
electoral y conformarse con ganar en ese terreno. Estará de esta manera
atrapada en el pasado, no podrá zafarse del capitalismo.
El único camino de la Revolución es no abandonar la
formación, el estudio, la batalla cultural, la guerra de las éticas. Si
renunciamos a este camino, cuando menos lo pensemos, la realidad cruel nos dará
una cachetada y nos gritará a la cara que no cambiamos nada.
Es obligación discutir los temas trascendentales de
una Revolución. La agenda revolucionaria sería: Las relaciones de propiedad de
los medios de producción. La plusvalía. El papel de la organización. Los
valores éticos de la Revolución ¿Dónde se sustenta el poder popular
revolucionario? La política internacional. El cuestionamiento del capitalismo
¿Cuánto tiempo queda para superarlo? La atención que debemos prestar a los
gritos de alerta de los grandes hombres. El futuro de la humanidad. La
necesidad de sacrificio para poder construir un mundo alterno al capitalismo.
Los valores capitalistas que nos habitan ¿Cómo superarlos? ¿La transición al
Socialismo es una tierra de nadie o tiene sus leyes? ¿La plusvalía es un mero
asunto económico o es ante todo un problema espiritual? Las relaciones del
Fetichismo, de la demencia capitalista, con la forma de propiedad, con el
mercado, con la plusvalía.
Podemos decirlo: el futuro de la Revolución dependerá
de la forma como piense su pueblo.
¡Con Chávez!
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