La Soberanía y la Independencia son pilares de nuestra Revolución, es obligación reflexionarlos. Siempre es bueno un poco de historia, ésta es luz del entendimiento.
Estos conceptos surgen entre nosotros en los primeros días de la guerra de liberación del imperio español. Temprano comprendieron los patriotas que la Soberanía y la Independencia eran conceptos geográficos, pero ante todo, conceptos políticos, ideológicos. No se podía liberar el territorio sin liberarlo políticamente, en la mente, en el alma, o como recuerda el Comandante Chávez, derribando los molinos sin acabar con los vientos que los mueven. No se podía alcanzar la soberanía si continuaba el sistema monárquico.
En aquella época la Independencia de la Patria , lo dijo Bolívar, se refería a la América , lo nacional era el continente. Bolívar no era un aldeano vanidoso, al contrario, tenía una visión universal de la política, no se le ocurrió, sería ridículo, liberar sólo a Caracas o a la Capitanía General de Venezuela.
El Libertador sabía que el Continente era una totalidad y así lo trataba, su espada llegó hasta lo profundo de la América , su pensamiento la abarca toda.
La Independencia no la concebía simplemente como lo territorial, al lado de la conquista del territorio batallaba por la liberación del alma de los pueblos. La educación era primera preocupación de Bolívar, sacar de la ignorancia a la masa. Simultáneamente, y de igual importancia, intentó un nuevo sistema de relaciones entre los hombres, de allí la liberación de los esclavos.
En lo ideológico se nutrió de lo más avanzado de la época, de los clásicos históricos, los griegos, franceses, ingleses moraban en su biblioteca. En resumen, Bolívar es grande porque es universal, es Humanidad.
Se desprende que los bolivarianos debemos ser Venezolanos para desde aquí lanzar la vista al mundo, hoy sólo se puede ser bolivariano si enriquecemos su consigna "La Patria es la América " con la consigna de Martí: "Patria es Humanidad." Siendo universales, como Bolívar, podremos amar a la Patria Chica con el mismo fervor que él amó a Caracas. No es posible amar a un pueblo sin amar a toda la Humanidad , sin emocionarnos con los triunfos de otros pueblos, sin padecer sus dificultades. Por eso el candidato oligarca, miserable siempre, miente al prometer algo para los humildes. Su egoísmo sólo permite beneficio para los suyos, el resto sufrirá el odio de la oligarquía que nos desprecia.
El egoísmo, confinarnos a los límites geográficos es camino para la mezquindad, base ideológica para los peores sistemas que ha padecido la Humanidad , el fascismo por ejemplo. Debemos inyectar en los conceptos de Independencia y Soberanía una fuerte dosis de internacionalismo.
Correcto el camino nuestro de la ALBA , de PetroCaribe, de la ayuda a Haití. Correcto pero poco. Quizá debía existir una norma para que todos los Ministerios, el PSUV, los consejos comunales, las comunas, tuvieran una sección de ayuda internacionalista.
El internacionalismo es potente antídoto contra las desviaciones del nacionalismo.
¡Con Chávez internacionalistas, siempre!
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