Una noticia aparecida el 26 de noviembre en el "Ciudad Caracas" nos ilustra la situación política de hoy. Veamos.
La noticia la calza Manuel López, su texto es muy bueno y la foto que lo acompaña es de antología, José Luis Díaz, el fotógrafo, merece un premio internacional. La foto es, ella sola, una cátedra de colaboracionismo, de socialdemocracia y dirigencia sindical arrastrada.
La foto muestra una protesta por el contrato colectivo de la Cervecería Polar. Se ve a un grupo de furiosos obreros en actitud de quien defiende lo más preciado, puño en alto, rostro decidido, todos limpitos, afeitados, uniformados de azul…Hasta aquí una protesta como tantas ocurren en el mundo. Lo diferente es que estos obreros enarbolan una consigna que guía la protesta, escrita en una pancarta improvisada que dice:
"Lorenzo defendimos tus intereses, ahora nos humillas con un 24% no se puede".
Sin duda esta consigna entrará en la historia de las luchas obreras. Difícilmente una docena de palabras proyectan tanta claridad sobre la traición de una dirigencia sindical. Expliquemos.
Lorenzo es el dueño de la cervecería polar, este capitalista tuvo y tiene choques con el Gobierno Revolucionario, y en esos choques los obreros, guiados por su dirigencia sindical, confiesan que se han puesto del lado de los intereses del capital.
Esta historia nos da pie para reflexionar sobre el papel del movimiento sindical y de los obreros. Lo primero es preguntarnos ¿por qué estos obreros, estos dirigentes, se comportan de esta manera? ¿Por qué traicionan a sus intereses históricos?
La raíz de esta conducta es el reivindicativismo, el economicismo que allí aparece desprovisto de todo afeite, de todo disimulo. El economicismo en la lucha sindical tiene asidero por ser una forma de resistencia frente al capitalista explotador, es una forma de amortiguar la explotación, de conquistar derechos y reivindicaciones.
En tantos años de explotación la dirigencia sindical, los partidos revolucionarios, hicieron de la reivindicación su razón de existir y olvidaron su papel histórico, su responsabilidad para con los obreros y la humanidad. De esta manera se estableció una convivencia retorcida entre el capital y el trabajo, una complicidad que aseguraba la permanencia del capitalismo y el entierro de la posibilidad revolucionaria. Así, los obreros fueron convertidos en sus propios verdugos.
Ahora bien, con la llegada de la Revolución, con el arribo de Chávez al poder, con la aparición de la Revolución pacífica, la situación cambió. Ahora el Estado burgués está tomado en su colina más importante, el Gobierno. Se abrió así una inédita etapa de Revolución que debe ser acompañada por los obreros y sus dirigentes, esa es su obligación.
No obstante, la dirigencia obrera en su mayoría no ha podido deslastrarse del economicismo, y esto de la Polar es la manifestación más cruda. La misma actitud es frecuente, aunque más matizada, más maquillada.
El momento histórico exige de la dirigencia sindical una nueva actitud, un cambio de ideología, de filosofía, de metas para elevarse hasta la lucha por el Socialismo, de lo contrario estarán siendo sus propios verdugos.
¡Con Chávez!
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