22.10.11

UNA VEZ MÁS (Sábado 22-10-2011)

Una vez más el capitalismo entra en profunda crisis, la batalla del sistema se centra en cómo resolverla, en su historia siempre ha conseguido superar sus aprietos. Es fundamental para los revolucionarios estudiar la forma que el capitalismo emplea en la derrota de los movimientos de protesta que brotan en medio de sus periódicas dificultades, o, más preciso, es necesario estudiar la manera de transformar las protestas en superación del capitalismo.


El capitalismo es derrotable pero también se sabe defender con eficacia. La caída del capitalismo no brota automáticamente de sus crisis, es necesaria la intervención consciente, organizada, rebelde, del dominado.

Revisemos algunas características fundamentales de los movimientos que han derrotado al imperio:

El primer componente: Es un proyecto alternativo, bien definido en sus líneas fundamentales. Este proyecto surge del conocimiento de la esencia del capitalismo, de su funcionamiento, de su dominación.

El proyecto alternativo debe reunir dos rasgos fundamentales: ser percibido como viable, y ser reclamado como urgente por grandes sectores. No debe ser una versión atenuada del viejo sistema que se quiere superar, tiene que ser radicalmente diferente, y ser presentado a las grandes masas de manera entendible.

El segundo componente: Es una clara vocación de poder, es decir, son verdaderamente políticos, es desde allí que las ideas de la nueva sociedad se socializan, se hacen nacionales.

El tercer componente: Es una dirección encarnada en un líder, aceptada por las grandes masas, amada por las mayorías.

Todos los procesos revolucionarios triunfantes reúnen estas tres características. No es casual que las teorías distraccionistas enfilen sus mejores baterías contra estos tres pilares de los procesos revolucionarios.

Las propuestas almibaradas, medias tintas, "niníes", nunca conseguirán convocar para una Revolución. El oportunismo, la blandenguería no es revolucionaria, es, como dijeron los clásicos, una manera avergonzada de ser contrarrevolucionario, está destinada al fracaso, al olvido.

Las teorías anarcoides, enemigas de la organización, de la política, de los liderazgos, siempre terminan en los hombrillos de la historia, sólo son estridencia, ruido que al final favorece al capitalismo.

La situación mundial está clara, el imperio atraviesa una profunda crisis, y ésta produce protestas mundiales de diferente calibre. El mundo del norte se estremece y esos pueblos atónitos, no encuentran explicación a la caída del sueño, rezongan.

El reto del imperio es diluirla, extraviarla, impedir que se hagan políticas y que lo pongan en peligro. Y el reto de los revolucionarios es aprovechar esa situación para que las protestas escalen hasta el nivel político, que es el escalón revolucionario, y de esa forma hagan posible la superación del capitalismo.

Los extravíos intentan influir nuestras construcciones políticas y sociales. No es casual que tengan tanta difusión en los medios capitalistas, las usan como diluyentes de los procesos revolucionarios, son distracción del objetivo principal.

Debemos estar alerta. Es necesario estudiar mucho, informarse, discutir, no podemos caer en las tentaciones de abandonar la política ni el fortalecimiento del partido, que ahora es más importante que nunca.

¡Con Chávez y el Socialismo!

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