Llegaron los tiempos de rendir tributo al pasado, llegaron las elecciones burguesas, una fiesta de la dominación para aturdir al dominado. Podríamos parafrasear la ya clásica sentencia y decir: “las elecciones burguesas son el opio del pueblo”.
Es la más dura circunstancia que enfrenta la Revolución , el resultado debe ser favorable, eso ya es inmenso reto, pero el proceso, la manera de llegar a ese resultado, lleva graves peligros de narcotizar a las masas, de extravíos. Es una batalla llena de celadas. Veamos.
No es difícil desentrañar la esencia electoral burguesa, es suficiente observar lo que poco a poco aparece en el paisaje nacional.
Lo primero que vemos es la instalación del mundo de las fantasías, es una suerte de territorio de efectos especiales hollywoodense, donde todo se vale menos la seriedad. La trivialidad, la ligereza es la norma, se trata de que el electorado no piense, mover sus fibras más primitivas, sus miedos, sus reflejos condicionados.
A este tipo de elecciones quieren conducir a la Revolución , una suerte de torneo de espejismos, de sombras chinas, donde la realidad es lapidada por la pirotecnia verbal, por el “mueleo” irresponsable.
Participar en las elecciones burguesas y dejarse llevar por su lógica, sería un suicidio para la Revolución. Aun ganando, sembraría en la masa una conducta antirrevolucionaria que haría imposible el avance. Y Revolución que se detiene, ineludiblemente perece.
De todo esto surge una pregunta: ¿Cuáles son las intenciones oligarcas? ¿Qué ocultan tras la nube de colores electoral?
El objetivo fundamental de los oligarcas es truncar la Revolución , salir de Chávez, no dudan, no se desvían de su meta. Así es, el imperio sabe reconocer a sus enemigos, por tanto, usan las elecciones burguesas para ese fin, se disfrazan de demócratas, preparan las condiciones para su zarpazo contrarrevolucionario.
Sólo los incautos pueden dar crédito a los golpes de pecho democráticos de los que ayer asediaron la embajada de Cuba, cazaron a poetas, o pidieron que se denunciara a chavistas para acosarlos como ratas. Esos son los que hoy se presentan como Gandhis. No engañan, tienen en su frente la marca de Caín, son fascistas probados. De los segundones del pacto de punto fijo no hablemos, todos conocen sus fechorías.
Los oligarcas, siguiendo instrucciones del norte, no contemplan una transición democrática, necesitan aterrorizar a la masa, disipar cualquier resistencia, así podrán apoderarse de la economía, acabar las Misiones, privatizar a PDVSA, a las Empresas Básicas, desmontar la organización social y asesinar cualquier resistencia. Seguirán el protocolo de pinochet: terror para reinocular el capitalismo.
Ya aparecen los pasos para lograr sus objetivos: desprestigiar a Chávez y al gobierno, colocarlo como un mandatario más, de un gobierno como tantos, privarlo de su carácter revolucionario. De esa manera intentan despojar al gobierno y al Comandante de su fuerza, que reside en ser el inicio de un proceso de sustitución de cultura.
Frente a los planes oligarcas, no creerles ni tantico así, avanzar al Socialismo y, por sobre todo, ¡unidad!
¡Con Chávez resteaos!
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