Mañana, terminadas las elecciones, comienza una nueva etapa que debemos estudiar con mucha atención. Sin duda se presentarán confrontaciones decisivas en toda la sociedad, nada escapará a la pugna por la hegemonía.
Será un choque entre el Socialismo y el capitalismo. Entre la idea de sociedad y la idea de fragmentación de la sociedad. Entre la idea de organizar a la sociedad de manera que el trabajo de todos sea para el bien de todos, y la idea de continuar una guerra de todos contra todos.
Lo determinante en esa confrontación será la ideología. De la claridad, coherencia que acompañe la justeza de las ideas dependerá la suerte del combate. La Revolución debe afinar su ideología, prestigiar el estudio, el rigor teórico.
Ahora será necesario tocar el alma popular con la idea del Socialismo, en toda su magnitud, como un sistema coherente, el único capaz de dar respuesta satisfactoria a todas las angustias de la existencia humana, y a todas las circunstancias del desequilibrio, de la desarmonía de la naturaleza.
Ese choque tendrá como escenario principal, aunque no único, a los obreros, es allí donde las ideologías en pugna decidirán el destino de la Revolución. Es así porque la Revolución entró en una fase económica, en la que debe decidir qué hacer con la renta petrolera, no ya en lo asistencial, sino en la organización de la producción.
De la manera como la Revolución organice la producción dependerá su rumbo, porque esa forma de organización se entrelazará con una conciencia, y ese binomio decide el destino. Dos formas de organización se disputan la hegemonía. Veamos.
Una, la forma de organización fragmentadora, ésta es la base de la conciencia egoísta, antisocial, y por tanto, del capitalismo y sus aberraciones. Se presenta de varias formas, todas tienen en común una visión parcial de la economía y de la sociedad.
La otra forma de organización, es la impulsada por la clase obrera encontrada con su ideología y su papel histórico, elevada a su función de rectora social. Esta forma de organización es integradora y es la base de la Conciencia del Deber Social.
Estas son las dos propuestas de organización social.
La primera no puede resolver los problemas de la existencia humana, al contrario, es la esencia del sistema que los creó, del egoísmo que tiene su raíz en la propiedad nosocial de los medios de producción. Puede ser que aumente la producción de mercancías, puede ser que los obreros de una fábrica consigan mejoras materiales, pero serán conquistas efímeras, que necesariamente se diluirán en un sistema social diseñado para la explotación, y llevarán a la Revolución a la derrota.
La otra opción, entiende que la liberación del obrero sólo es posible con la liberación de toda la sociedad, esa es su meta: superar al sistema de explotación, por eso trasciende los mezquinos límites de su sitio de trabajo, y eleva la visión a la sociedad toda, esta es la ideología que conduce al éxito.
¡Como el 13, Chávez!
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