El hombre del capitalismo perdió su condición humana y se transforma cada vez más en una mercancía. La relación humana ya no es relación entre seres humanos, sino competencia entre mercancías. La avaricia sustituyó al amor.
El capitalismo va degradándolo todo, lo material y lo espiritual. Vivimos un mundo regido por las leyes mercantiles, somos mercancías sometidos a las crueles leyes del mercado. Los pocos reductos de humanismo van cayendo poco a poco, las señales son claras. El hundimiento espiritual es más grave que cualquier otro aspecto de la crisis global que vivimos. Lo que mueve al mundo de los humanos-mercancía es la recompensa en dinero, transformar la vida en dinero acumulado.
La satisfacción de las necesidades naturales no es suficiente, en cada uno de los humanos-mercancía surge la voracidad del capital. Esa es la base ética y psicológica del mercenario, esa desfiguración humana que surge con los sistemas de explotación más antiguos.
Existen bastiones de conducta que se oponen a la mercantilización de la ética humana, por eso se admiran. Esas conductas y esas acciones son propias de los revolucionarios, de los hombres altamente espirituales.
Uno de esos bastiones de conducta, de esas acciones éticas, fue la lucha guerrillera de los años sesenta, la batalla en las montañas fue una especie de apostolado.
La admiración a Fidel, a la Sierra Maestra tiene esa base, “gente capaz de soportarlo todo” en beneficio de sus ideales.
La admiración por Fabricio tiene ese mismo origen, asombra la vocación de sacrificio por el bien común, capaz de cambiar las comodidades del Congreso por las miasmas del campamento.
El prestigio del 4 de febrero se fundamenta en ser baluarte de esa ética, de una moral que se opone en su esencia a la deformación capitalista.
Otro bastión de esa ética amorosa, altruista, enfrentada a la ética del hombre-mercancía del capitalismo, es la Huelga de Hambre. Esta es un último recurso, su fuerza reside en su contenido altruista, así despierta los mejores sentimientos de la sociedad, su admiración…
La historia registra ejemplos de huelgas de hambre sagradas que llamaron a la solidaridad mundial:
Gandhi dirigió, con ese instrumento de entrega a las grandes causas, la lucha por la independencia de la India, así consiguió derrotar a un imperio. Su hazaña está registrada en el libro donde se guardan las acciones más excelsas del ser humano, fue una muestra de la fuerza, de la victoria inevitable del espíritu noble, de las acciones guiadas por sentimientos altruistas amorosos sobre el egoísmo, no importa el tamaño que este tenga.
Bobby Sands, líder del Ejército Republicano Irlandés y miembro del Parlamento Británico, falleció en 1981 en la Huelga de Hambre que pedía status de prisionero de guerra a los miembros de las organizaciones nacionalistas irlandesas. Es un ejemplo más del enfrentamiento del oprimido que con espíritu altruista se enfrenta al imperio.
Hoy la voracidad capitalista amenaza con envilecer la Huelga de Hambre, convertirla en una mercancía para trocarla por conquistas mezquinas.
¡Chávez es Socialismo!
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