4.7.10

LA IDEOLOGÍA EN EL PODER SE HACE DOMINANTE

La Revolución Pacífica, inédita en el mundo, debe construir su camino y simultáneamente adaptar a sus circunstancias la experiencia y la teoría universal revolucionaria. En esta situación los peligros son grandísimos, abundan los extravíos, los engaños, los camuflajes. Es como avanzar en un terreno minado, donde las minas hablan y actúan.
La Revolución no podrá tener éxito en este camino sin consolidar el más importante asunto de la Revolución Pacífica, el de la ideología. Veamos.
Una Revolución necesita tomar el poder político, porque desde allí es posible desbancar a la ideología burguesa dominante, y convertir a la ideología revolucionaria proletaria en hegemónica, en dominante. Es decir, esa nueva ideología desde allí puede impregnar a la sociedad, conducirla.
Siendo así, la ideología revolucionaria, que se refleja desde el poder político, es fundamental en la consolidación de la Revolución incipiente: debe ser Revolucionaria al exceso, ejemplo claro que muestre el camino.
Esto es muy importante y muy peligroso en una Revolución Pacífica que cohabita con el enemigo oligarca y transita un largo trecho con la institucionalidad heredada del viejo sistema capitalista que se quiere sustituir.
En una Revolución Pacifica la lucha de las dos ideologías que se confrontan por la dirección de la sociedad, crea una atmósfera de confusión en el poder, y de allí perfunde al resto de la sociedad. Al no concientizar que la Revolución Pacífica necesariamente debe cruzar esta bruma ideológica, se corre el riesgo de la pérdida del rumbo.
Lo primero que se debe precisar es que la convivencia estratégica entre las dos ideologías no es posible, se trata de una guerra a muerte, sólo una de ellas puede guiar a la sociedad, sólo una saldrá victoriosa. Los intentos de convivencia, así lo dice la historia, terminan por facilitar la derrota de la Revolución.
La convivencia es un trayecto amargo que la Revolución Pacífica debe recorrer, nunca una meta para anidarse allí. La existencia marcada de las dos ideologías es un indicativo de la lucha que se libra en el interior de la Revolución.
Esta situación de pugna por la hegemonía trae consecuencias prácticas, que sólo se pueden entender ubicándolas en el momento que vive el proceso. A veces en algún sector de la sociedad el proceso se encarna en personajes francamente oligarcas, se conocen casos. A veces las medidas favorecen al campo contrario, otras veces se propagan doctrinas fragmentadoras de la sociedad, es decir, contrarrevolucionarias. En muchas ocasiones sentimos el empuje vigoroso del avance revolucionario. Todo es reflejo de la cruenta lucha ideológica que ocurre en la Revolución.
En esta etapa de bruma forzosa, los revolucionarios deben afinar la teoría, combatir con fuerza las desviaciones, las proposiciones que desarman. Y, sobre todo, deben estudiar, prepararse para los combates teóricos: cada uno debe ser un miliciano del pensamiento. No olvidemos que una Revolución triunfa o perece, antes que todo, en la ideología.
¡Sin Chávez no hay Socialismo!
¡Socialismo es Estudio!

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