Si esta Revolución fracasa ¿Quién pierde, quién gana? En otra época la respuesta sería inmediata: pierden los revolucionarios, el pueblo humilde, ganan los capitalistas, los pequeños burgueses a ellos asociados, los contrarrevolucionarios. Hoy, en las nuevas condiciones del mundo, la respuesta no es tan simple. Veamos.
Antes del desarrollo pleno del capitalismo, las disputas políticas, las luchas por la hegemonía, eran luchas entre las clases o fracciones de ellas, en las que el resultado era el control del poder. Así, los beneficios de las batallas estaban perfectamente establecidos, se sabía con precisión quién ganaba y quién no ganaba.
Con la madurez del capitalismo la Humanidad ha llegado a un punto donde las contradicciones principales no son entre clases que pelean la dirección de la sociedad, sino entre la supervivencia de la vida y la extinción. El capitalismo en su desarrollo antinatural ha conducido al planeta a esta contradicción que engloba a todas las demás.
La comprensión de esta nueva situación es difícil, son siglos de costumbre en las viejas reglas del juego. El concepto de éxito debe ser revisado: es tradición los triunfos pequeños, por ejemplo, un diputado más es un éxito, desplazar unos milímetros a una corriente contraria es beneficio, tomar una colina es una ventaja, aumentar un índice de consumo suntuario un orgullo.
El objetivo debe ser precisado, grabado con fuego en el corazón de la sociedad: el único triunfo verdadero es el que cambie el rumbo suicida que lleva la Humanidad. Está claro que éxitos menores siempre en la lógica capitalista sólo son muestra de lo lejos que se encuentra la conciencia del verdadero fin de la lucha revolucionaria. Con ellos esquivamos la contradicción principal, no concientizamos la gravedad del momento, nos ilusionamos con triunfos tradicionales.
Es necesario, urgente, que la Humanidad revise, se libere de la lógica de las pugnas subalternas, se unan los que perciben el peligro, y se enfrenten a la corriente que abona el camino al infierno.
Entonces, si esta Revolución fracasa, no están fracasando Chávez y sus partisanos, y no están ganando los conmilitones de la Mesa Oligarca ¡No! El fracaso de la Revolución Bolivariana es, sin duda, el fracaso de la Humanidad en el empeño de construir un camino hacia la viabilidad de la especie.
Se trata de una meta que va más allá de la tradicional disputa por el poder, de las componendas oportunistas y mezquinas, es la batalla decisiva contra los demonios del capitalismo que nos habitan. Ahora las disputas deben tener altos objetivos, otros métodos, otros campos de batalla, maneras diferentes de ser evaluadas.
Ahora tiene más validez que nunca el grito del Comandante: ¡los que quieran Patria vengan conmigo! Sabemos que Patria es Humanidad, vale decir ¡los que quieran Humanidad, vida, vengan conmigo!
Con el Comandante debemos marchar, entendiendo que la batalla es por la vida, por la Humanidad, todo lo que perjudique el camino de la construcción de una alternativa al capitalismo es un crimen de lesa Humanidad.
¡Sin Chávez no hay Socialismo!
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