La sociedad venezolana contiene fuertes tensiones, la lucha de clases es feroz, y se agudiza cada día más. Aquí confluyen intereses irreconciliables en pugna por la hegemonía. El presagio es de violencia.
Sobre la nación se ciernen nubarrones de fascismo, las señales son claras, en amplios sectores se agrava el sentimiento de muerte, de odio, el desprecio a los humildes aflora con fuerza inusitada. Las bases gringas que nos rodean, los susurros a los militares, las amenazas de genocidios, las manos blancas y los corazones podridos, todos convergen en el objetivo de salir del chavismo, aun a costa de causar el máximo dolor a todo el país, siguen el ejemplo de pinochet, o de Irak, son capaces de cualquier crimen.
Por otro lado, dentro de la revolución, opciones capitalistas conviven con la opción socialista. No hay lugar a dudas, en Venezuela está naciendo un nuevo mundo, se liberan fuerzas de redención, y cuando esto ocurre, todas las fuerzas de la oscuridad se confabulan contra la esperanza.
En ese ambiente nos enfrentaremos a las elecciones de septiembre.
Sea cual sea el resultado, las elecciones parlamentarias no resolverán las contradicciones. Las elecciones sólo evidencian la calidad de la pugna, el desenlace se dará, necesariamente en otro terreno.
Sería un error de los revolucionarios no prepararse para la gran guerra por el nacimiento del mundo del amor, y no entender que la batalla electoral es sólo una parte de esa gran guerra.
Si sólo trabajamos para ganar las elecciones, estaremos perdiendo de vista el gran objetivo estratégico. Si ganamos con métodos mellados, y no nos preparamos para el día después, entraremos en la etapa de desenlace con debilidad y seremos presa fácil de la restauración.
¿Qué deben hacer los revolucionarios?
Es necesario ganar las elecciones y, simultáneamente, salir fortalecidos, más concientes, informados, organizados, movilizados.
El desenlace que se avecina se decidirá en la esfera ideológica, allí con urgencia debemos hacer énfasis, explicar, sin complejos, las bondades del Socialismo, enfrentar los ataques del oligarca que deforma la idea socialista. Nuestros medios deben estar al servicio de este combate. Son momentos para retomar la formación de cuadros.
En el campo cultural debe ser constante el enfrentamiento. Estamos sometidos a un bombardeo tenaz de exaltación a los valores que sustentan al capitalismo. Nosotros debemos por todos los medios impulsar los valores de fraternidad, amor, solidaridad, entrega a las causas altruistas, repudio a la injusticia, que son soporte del Socialismo, de su cultura.
Pero sobre todo es importante la práctica socialista, nada educa más a un pueblo, nada lo hace más conciente que la práctica. Por eso es fundamental la fundación de las Zonas Socialistas, que allí el pueblo humilde vea, sienta el Socialismo. Que la clase trabajadora funde con su trabajo, con la relación armoniosa, el nuevo mundo. La Zona Socialista, con su ejemplo será una formidable escuela, manantial de entusiasmo, brújula del Socialismo, para el resto de la sociedad.
¡Chávez es Socialismo!
¡Ganar las elecciones, preparándonos para el Socialismo!
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