2.8.09

PARA QUÉ LA ORGANIZACIÓN

El Partido ha entrado en una etapa de reorganización. Es importante pensar, revisar la filosofía, lo más general de la organización. Intentemoslo.
De la forma del sistema organizado depende la función, o dicho en otras palabras: la función y la organización se entrelazan, se dependen. Por otra parte el nivel de organización, de orden, de complejidad, nos dará la calidad de la función. Es así que una ameba tiene un nivel de organización inferior al hígado, al cerebro.
Un equipo de beisbol se organiza para el juego, para anotar carreras, para no dejarse anotar, tiene una organización obligada y dentro de esos parámetros hace variaciones.
Una fábrica se organiza de acuerdo a los requerimientos de la producción.
Ahora bien, en la sociedad capitalista, donde se realiza una profunda lucha de clases, la sociedad estará organizada de acuerdo a las necesidades de la dominación capitalista, la iglesia, la educación, los medios de deformación, la cultura, todo estará organizado de tal manera que sirva a los intereses de la dominación.
Y por tanto, las organizaciones políticas serán reflejos de los intereses de clase que allí se enfrentan. Unas defenderán al sistema y otras lo adversarán.
Las que defienden al sistema tienen una forma de organización que encaja perfectamente con él. Son los llamados partidos de masas o maquinarias electorales. Dentro de ellas se reproduce el sistema que defienden, allí hay un comportamiento que ya conocemos: el egoísmo, la componenda, la zancadilla, las disputas por las postulaciones son su signo.
Las organizaciones revolucionarias que adversan al sistema tienen un esquema general de organización que se adapta a esta función, y varía con la fase en que se encuentra el enfrentamiento.
Ahora bien, tienen un esquema general, un fundamento que le da su característica principal, que en cualquiera de estas etapas las distingue de la organización que defiende al sistema. Veamos.
La necesidad de organización revolucionaria surge de una realidad: la conciencia de insurgencia frente al sistema, la capacidad de zafarse de la manipulación del sistema, y la entrega a la tarea de llevar esta buena nueva al resto de la sociedad, tienen grados diferentes. Hay unos más concientes y otros menos concientes, unos con más nivel de entrega y otros con menos.
La organización política revolucionaria tiene como misión orientar al pueblo en los momentos de auge, de explosión social (¡que tanta falta hizo el 27 de febrero!) de dar sentido político al descontento, y de mantener la esperanza, el aliento en los momentos de reflujo, de dificultades, derrota, peligros, acechanzas. Debe ser una vitrina de la nueva sociedad que se propone, de las nuevas relaciones que serán hegemónicas en esa sociedad, debe ser ejemplo, faro para el resto de la sociedad, es así que se gana el derecho a dirigirla.
Debe reunir a los más concientes, debe estar formado por los mejores.
Los militantes de esta organización deben ser los primeros a la hora de los sacrificios, y los últimos a la hora de los beneficios.
¡Socialismo es organización!
¡Chávez es Socialismo!

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