18.1.09

UN SOLO ENEMIGO, UNA SOLA RESPUESTA

Si observamos los grandes males del mundo nos daremos cuenta que el enemigo es uno solo: el capitalismo que llegó a la fase de imperio maduro, ahora tiene problemas para su necesaria expansión y se ve obligado a rebasar sus propias leyes. Ya no tiene límites.
Los organismos internacionales como la ONU son incapaces de poner coto a un capitalismo globalizado que señorea sobre el mundo como las aves de rapiña sobrevuelan su selva en procura de capturar a débiles y distraídos.
No oyen el grito del planeta: la ONU aprueba el cese del bloqueo a la Cuba heroica, y la infamia cumple ya medio siglo. La ONU ordena el cese de la agresión contra Gaza y el ataque impune se convierte en uno de los peores genocidios que ha conocido la humanidad.
El imperio capitalista mundial mantiene a Guantánamo, el clamor mundial no lo detiene. Se ensaña contra el pueblo de Irak en una guerra que reconoce errada y la repulsa mundial es inútil.
La injusticia cometida contra los Cinco Cubanos Héroes de la Humanidad secuestrados en las mazmorras del imperio por el único delito de luchar contra el terrorismo, es repudiada por el planeta entero pero los cinco permanecen enterrados tras las rejas del imperio capitalista que les cobra su apego a la vida, a la alegría, al amor.
En Europa señorea la crueldad del imperio capitalista, el mal trato a los humildes emigrantes es legendario. El viejo continente es comparsa de los demás países capitalistas en sus agresiones al mundo.
China y Rusia ahora puntales del capitalismo sólo manifiestan diferencias superficiales con el imperio mundial, son parte integrante del territorio deshumano ya no son esperanza de nada.
Los gobiernos de los llamados países emergentes, Brasil, México, Argentina, luchan, o mejor, se arrastran por pertenecer al gran combo de países "desarrollados" que es lo mismo que decir a países que comparten el camino suicida de la humanidad.
No hay duda, la enfermedad del mundo es una sola, la humanidad está herida de capitalismo.
La respuesta es una sola, aunque toma matices diferentes de acuerdo a circunstancias de lugar y tiempo.
Es la misma respuesta que dio el Libertador, la misma pasión que guió las luchas libertarias de Sacco y Vanzetti, la misma esperanza que conmocionó al continente con las luchas guerrilleras del sesenta, es el mismo sueño que infundió valor a Fidel en el Moncada y a Chávez el Cuatro, que llevó Fabricio a las montañas de Lara, y a el Pica y a mil jóvenes más a la Sierra de Iracara.
Es el mismo fuego que provoca las respuestas dignas de Chávez y Evo.
Todas son luchas contra el imperio que señorea como ave de rapiña sobre el mundo.
Las batallas de los pueblos, desde Gaza hasta la Enmienda, son parte de la reacción libertaria de la humanidad, de la gran guerra que libramos por la liberación. En ellas nos jugamos el destino de la vida.
¡Con la Enmienda todo, contra la Enmienda nada!

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