Sabemos que la Revolución transcurre en medio de una feroz lucha de clases. Aquí adentro pugnan las corrientes de derecha y las corrientes revolucionarias. Eso lo sabemos.
Esa pugna, esa batalla incesante y cruel, se manifiesta en todos los niveles: desde los planes nacionales hasta en la vida individual, tiene que ver con la colocación de la renta y también con el carro que compra el funcionario, tiene que ver con los planes sociales y también con las cuñas de televisión y los programas de radio..
La tentación de resolver la pugna silenciando al adversario, siempre está presente. La derecha es tenaz en el uso de este recurso, allí están los cadáveres de revolucionarios y revoluciones que gritan que ese no es el camino. Por esa vía se derrotan las revoluciones.
La manera correcta, la que construye, es abrirse a la discusión, es la batalla de los argumentos, es el combate de las ideas, la batalla de ideas de que tanto habla Fidel y que ha sido el anhelo de los revolucionarios del mundo.
Sabemos que nosotros, está columna y los programas de radio que en ella se apoyan, forman parte de la discusión. Decimos lo que creemos que ayuda a mantener el rumbo revolucionario.
Esta postura es suficiente para despertar el odio de los que tienen proyectos tibios, los que les gustaría que no agitáramos las aguas, que dijéramos que todo está bien, que hasta aquí llegamos, y lo que queda es usufructuar, deleitarse en las posiciones alcanzadas, no correr riesgos.
Pero la Revolución es un constante construir, también un constante superar lo construido, no hay lugar para el sosiego, no hay reposo. Cuando pensamos que llegamos a la meta, se abre un nuevo camino, nuevos retos y nuevos riesgos.
Sabemos que los partidarios del sosiego, del reposo, de la restauración, tienen mucho poder, hemos visto sus colmillos, sabemos que estamos expuestos a sus mordidas infames.
Nuestra posición no es cómoda, suscita el aislamiento y toda clase de peligros, de ataques. Nosotros, repetimos, estamos comprometidos con el rumbo revolucionario, haremos y diremos todo lo necesario para alertar, para contribuir a mantener ese rumbo, y en ese empeño asumiremos con alegría los riesgos.
Si los que no tienen argumentos, ideas para combatirnos, insisten en tomar la vía de la fuerza para resolver las divergencias con nosotros, si los que son permisivos, muy permisivos con los oligarcas, pero les irritan los revolucionarios, insisten en intentar callarnos, si los ejecutores del pasado insisten en su cacería de revolucionarios, los enfrentaremos con las ideas. Si nos cierran una puerta otras se abrirán, y desde allí arreciaremos nuestra prédica. Ese es nuestro compromiso, pelearemos hasta desde el fondo de una cueva.
Sabemos que a medida que la Revolución avanza las contradicciones se hacen más fuertes, y los contrarrevolucionarios serán implacables. La historia está llena de estos episodios, grandes y pequeños. La lucha más importante de una Revolución ocurre en su propio seno.
¡Chávez es Esperanza Socialista!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario