18.9.08

LOS MECANISMOS DE LA HEGEMONÍA

En la sociedad capitalista cohabitan dos culturas. Una hegemónica, la cultura del capitalismo, de la rapiña, del egoísmo. Y la otra, la cultura abatida, de la liberación, del humanismo, del amor.
Una pregunta que surge de esta situación:
¿Cómo es posible que una clase minoritaria, la capitalista, ejerza esa hegemonía, conduzca al resto de la sociedad? O dicho de forma más sencilla ¿Cuáles son los mecanismos de la hegemonía? Veamos.
La hegemonía no se sostiene en el mundo material, se afinca en la espiritualidad, es allí donde se escenifica la gran batalla. Cuando la mayoría de la sociedad deja de justificar a un sistema, cuando lo cuestiona y deja de entenderlo como natural, inamovible, entonces los días de ese sistema están contados.
Por el contrario, si la mayoría acepta como una fatalidad al sistema, lo justifica, ese sistema está anclado en el alma de la sociedad y tiene asegurada la perpetuidad.
De aquí se entiende que los mecanismos que establecen la hegemonía tienen como objetivo la espiritualidad.
La estructura psíquica que soporta estos mecanismos se instalan en la tierna infancia, el miedo, la culpa, las recompensas, los castigos, son algunos de ellos. Sobre esa psiquis actúan los mecanismos hegemónicos o de dominación.
Al principio eran preponderantes los mecanismos religiosos, las iglesias ejercían gran influencia sobre las almas. Era el púlpito, el sermón, el centro de la hegemonía cultural, de allí salía la aprobación o la desaprobación, el miedo era manejado con destreza. Recordemos los ataques de la iglesia al Libertador y a Miranda.
Apareció la radio, y Orson Welles nos hizo conocer su poder cuando simuló una invasión de marcianos y la ciudad de New York entró en pánico.
Llegó el cine y la imagen cautivó al hombre. Posteriormente se unió la imagen al sonido y nació un poderoso instrumento de manipulación. Cuando el cine se hizo televisión, se produjo la invasión de la pantalla a la intimidad, y la dominación adquirió niveles letales.
Así, la manipulación psíquica adquirió la fuerza para crear “realidades paralelas”, “realidades-ficción”, que son manejadas por las clases dominantes.
Los revolucionarios tienen que lidiar con estas fuerzas inéditas, capaces de dirigir el consumo y la producción, las angustias y las alegrías, de dictar la forma de vestir y la de caminar, de determinar el lenguaje, de hacer de una palabra anatema y sublimar a otra. Fuerzas capaces de hacer de un asesinato una virtud, y de una virtud un asesinato.
Contra estas fuerzas luchan los revolucionarios. Es necesario derrotarlas para construir el Socialismo, un mundo sano, acabar con la esquizofrenia cultural que nos conduce a la extinción.
La batalla debe darse en los medios de difusión, prensa, radio, televisión, en ellos deben prevalecer los valores de la nueva cultura, pero no está allí la principal trinchera de la batalla, pelear sólo allí nos alejaría de la realidad-real y de la gente. La batalla principal es en la organización del pueblo, que es en otras palabras el restablecimiento de la integración social.
¡Chávez es Esperanza Socialista!

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