La política oligarca pivota en las elecciones oligarcas. Así siempre el país está en víspera o sumergido en uno de estos eventos. De esta manera distraen al pueblo de los problemas cruciales.
Pero además las elecciones oligarcas modelan la sociedad y la política a su imagen y semejanza. Veamos.
Producen partidos y políticos duchos en las malas artes: las zancadillas, encuestas manipuladas, propaganda falsa, la demagogia, las promesas falsas, el clientelismo, etc.
Generan una masa escéptica, confundida, desinformada, que reacciona de forma supersticiosa frente al destino del país, que escoge candidatos como en un juego de azar, o se mantiene al margen de la política y la discusión de los grandes problemas nacionales.
A esto contribuyen los medios de desinformación, que trivializan la vida impidiendo relacionar o analizar los problemas más allá del entorno y la superficie.
Este cuadro producido por las elecciones oligarcas, que sumerge a la sociedad en la estulticia, es en gran medida sostén y perpetuación del sistema oligarca capitalista.
Es así que el sistema se mantiene.
Pero las elecciones oligarcas tienen un defecto: deterioran, desgastan a la capa dirigente, la apartan poco a poco de la realidad, que se ve sustituida por la ficción creada por los medios de deformación.
De esta manera el estamento político se desliga de la realidad, la sustituye por sus deseos y pensamientos, se convierte en esquizofrénico, ya no interpreta a su sociedad, no puede conducirla, y allí sobreviene la debacle, la derrota, la sustitución. El tinglado político artificial se hunde, el país entra en turbulencia.
La Revolución Bolivariana, obligada a convivir un largo trecho con este tipo de elecciones, tiene que entender que en este terreno corre un peligro, que por sutil, es peor que el de una invasión, si nos dejamos infectar por la alucinación electoral oligarca nos esperan grandes, dolorosas e imprevistas derrotas.
Hay síntomas de esta enfermedad en las filas bolivarianas. Veamos sólo tres de ellos.
Partidos se disuelven para formar al PSUV, gesto altruista que todos aplaudimos, pero a los pocos meses retoñan esos mismos partidos y lanzan candidatos, como si nada hubiese pasado, sin dar explicaciones, y para colmo se sientan en la mesa de negociación de la “alianza unitaria.”
Partidos que mezquinos no acudieron al llamado unitario del Comandante para formar el instrumento político para avanzar hacia el Socialismo, el Partido Socialista Unido de Venezuela, ahora claman por una unidad en torno a “serios planteamientos socialistas”, y se quejan de las acciones antiunitarias de sus pares.
Tercero, se convoca a la unidad, pero desde una soberbia inaceptable, sin consideración con los aliados, con la esquizofrenia de comportarse como triunfadores, cuando deberíamos tener el espíritu humilde de la rectificación.
¡Cuidado! Es necesario combatir la demencia electoral oligarca, y en este combate fundamental papel tienen los partidos de la Revolución , pero sobre todo el PSUV. Construir una alianza madura, sería una muestra de la determinación de romper con lo viejo y conducir al pueblo hacia el Socialismo.
¡Chávez es Esperanza Socialista!
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