10.9.07

SE OYEN LOS CASCOS DE BOVES

En una situación de turbulencia como la que vivimos en Venezuela desde el deterioro y la caída del pacto de punto fijo, existen grandes posibilidades de avance revolucionario. Las masas se agitan, se sacuden las viejas cadenas mentales que las sometían, pero no somos capaces todavía de construir un mundo nuevo, están a la expectativa de los rumbos que trace la dirección de la revolución.
Los humildes despiertan y confían en su dirección para que los lleve a la tierra prometida, para que los guíe en la construcción de la Esperanza. Esta es la situación de hoy.
Puede ser que la dirección, los dirigentes, se equivoquen muchas veces, eso no es problema, siempre que estén en contacto con el pueblo, junto a él equivocándose y rectificando. Siendo así, la revolución, los humildes y los dirigentes avanzan aprendiendo de las derrotas, unidos, buscando la senda correcta.
Ahora bien, si los dirigentes pierden contacto con los humildes y con la realidad, entonces dejan un vacío en el corazón de los desposeídos, una sensación de orfandad que tiende a ser llenada por aventureros políticos que conducen a los pueblos hacia precipicios históricos, a convertirse en sus propios verdugos, a convertirse en Judas.
En un vacío de estos surgió Boves, aquel caudillo que puso en peligro la Independencia y que tanto mal le causó a la naciente república. Los mantuanos, que dirigían la revolución de independencia en esos momentos, no quisieron, o no podían, avanzar hacia reivindicaciones que ya Bolívar sentía necesarias, tales como la liberación de los esclavos.
La Revolución Bolivariana debe estar muy atenta a no dejar vacíos, a no perder contacto con los expropiados y con la realidad.
Es necesaria la revisión constante de lo que hacemos: si caemos en el extravío de movernos dentro de burbujas que nos aíslan, de cometer errores y de ocultarlos, a confiar más en lo mediático que en lo real, a conformarse sólo con contentar al jefe inmediático, a medir el éxito por las encuestas y los actos, y sobre todo a tener ambigüedad en los planteamientos, a cometer el error de no avanzar, de detenernos en nombre de una transición, a construir equilibrios con el enemigo histórico, en lugar de construir Socialismo, en ese caso estamos dejando un peligrosísimo vacío.
Los humildes no entenderán, no estarán satisfechos espiritualmente, y eso es presagio de vacío ideológico y, lo que es peor, de vacío sentimental. Los humildes ya no se sentirán reflejados en una revolución ambigua y buscarán otras vías y otros amores.
Es necesario avanzar, y no hay otra vía que proletarizar a la revolución, sumergirla en la ideología de la clase obrera, la que postula liberar al trabajo e integrar a la sociedad rescatando los medios de producción del secuestro de sólo una fracción de ella. Más Socialismo es la vía para salvarnos del fascismo, sólo así los Boves serán derrotados nuevamente por Bolívar.
¡Irreverencia en la discusión, Lealtad en la acción!
¡Sin Chávez no hay Socialismo, sin Socialismo no hay Chávez!
¡Orden del Libertador para los Cinco Héroes Defensores de la Humanidad!

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