En una rápida ojeada a la superficie de la revolución bolivariana, constatamos que las aguas están agitadas: Podemos saltó la talanquera, PPT se fracturó, el General Müller Rojas habló y renunció, Ameliach habló, calló y se criticó, Iris y Tascón se pronunciaron, y ahora flotan llevados por los vientos de los desmentidos.
No hay dudas, el mar bolivariano se agita. Ahora bien, si queremos entender el momento, más allá de la anécdota, debemos ir al fondo del asunto, el que da origen a los movimientos en la superficie.
¿Qué hay en el fondo de este oleaje difícil de entender?
Para dar respuesta a esta pregunta se hace necesario introducir en el análisis unos conceptos más precisos que los que hasta ahora usamos, es necesario que le demos rigor a la teoría revolucionaria, es hora de que la revolución hable de clases sociales, de ideología de clases, de lucha de clases. Si no incorporamos estos conceptos corremos el riesgo de quedar dando piruetas en la vaguedad y no entenderemos nada.
El concepto “pueblo” se hace impreciso: lo usa Escarrá el escuálido y llama a la lucha en nombre del “pueblo”, Podemos hace igual, nosotros también hablamos de pueblo, es evidente que el término no determina nada concreto. Hay que penetrar más al fondo de la dinámica social y política. Veamos.
En la revolución están luchando fundamentalmente dos ideologías: la ideología de la oligarquía y sus aliados pequeños burgueses, y la ideología del proletariado encarnada en los humildes, en los excluidos.
La ideología de la oligarquía tiene como proyecto de país al capitalismo creador de miseria espiritual y material para las grandes mayorías y prebendas fatuas para la minoría.
La ideología del proletariado tiene como proyecto de humanidad la construcción del Socialismo, y se hace acción en los antesexcluidos y en los humildes.
Con esto en mente superamos la ambigua noción de “pueblo” y entramos en los precisos territorios de la lucha de clases.
Lo que agita las aguas, las pugnas dentro de la revolución bolivariana, es reflejo de esta lucha de clases, es con este cristal que podemos entender la dinámica política. Ahondemos.
En el campo bolivariano se disputan la hegemonía de la revolución sectores representantes de la ideología oligarca, en una lucha entre ellos y simultáneamente contra los sectores socialistas. Ese es el grueso de las disputas que hoy asistimos. Por otro lado sectores restauradores se desgajan ante el avance de la revolución hacia el Socialismo.
Los revolucionarios debemos ir más allá de las querellas superficiales y fortalecer la opción socialista, que es fortalecer al Comandante, a la Propiedad Social de los medios de producción, a la elevación de la Conciencia del Deber Social y al Estado Revolucionario, representante de los humildes y de las clases constructoras del Socialismo.
¡Sin Chávez no hay Socialismo, sin Socialismo no hay Chávez!
¡Irreverencia en la discusión, Lealtad en la acción!
¡Orden del libertador para los cinco héroes de la humanidad!
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