La Guerra de Cuarta Generación que se desarrolla entre el Socialismo venezolano enfrentado al capitalismo, ocupa dos escenarios principales: el espíritu y las relaciones económicas. Los dos están íntimamente relacionados, se entrelazan y forman un conjunto donde se potencian mutuamente. Desglosemos.
El Espíritu comprende los valores, conductas, anhelos, necesidades, etc., que conforman el alma de un sistema, de él depende la pasión en su defensa, la reproducción y perpetuación de ese sistema, su pilar fundamental. De allí que no puede haber Revolución sin cambiar drásticamente el espíritu del sistema que se quiere sustituir, en nuestro caso el espíritu del capitalismo.
Este espíritu es lo más difícil de sustituir porque está incrustado en el fondo de nuestros abismos psíquicos, su sustitución no es espontánea, depende de una gran labor conciente en la que intervienen, como vitales, el ejemplo y el discurso de los dirigentes generadores de valores.
Nada educa mejor que el ejemplo, que es coherencia. Y para eso son fundamentales los medios de comunicación e información difundiendo los valores del Hombre Nuevo, que debe diferenciarse del hombre del capitalismo en todo: en la manera de vestir, en las posesiones, en lo que compra, en cómo vive, cómo se relaciona con sus semejantes, en el trabajo, y difundiendo los cambios en las relaciones de propiedad de los medios de producción.
Es una equivocación grave que el campo Socialista dé prioridad a difundir que la reforma protege a la propiedad privada, y olvide difundir las bondades de la Propiedad Social, también propuesta en la reforma.
Es una omisión grave que cuando la Revolución avanza hacia formas de Propiedad Social administrada por el Estado, estos cambios sean ocultados, minimizados, no se conviertan en ejemplo, en modelo, que cuando la Revolución construye Conciencia Social no se haga campaña para transformar ese logro en ejemplo de toda la sociedad.
En el escenario espiritual operan los oligarcas y los neoligarcas. Hacia allí enfilas sus mejores baterías, difunden valores capitalistas, prestigian las formas económicas nosociales por sobre la Propiedad Social, así lo hacen cuando “defienden la reforma”: minan los ejemplos revolucionarios, hacen jolgorio de nuestro comportamiento errático, los estimulan, crean tanques pensantes especialistas en diluir los pilares de la ideología revolucionaria, esconden los grandes cambios en las relaciones económicas, y sobre todo tratan de diluir las diferencias de valores entre revolucionarios y oligarcas, se empeñan en afirmar que los bolivarianos y los oligarcas somos iguales.
Conseguir la hegemonía de la forma de propiedad generadora de Conciencia Social, es decir, la hegemonía de la Propiedad Social de los medios de producción, es importante porque es la vía de construir la Conciencia del Deber Social. Pero esa conciencia, esencia del Socialismo, no surge de forma espontánea, es necesario un trabajo de formación, de difusión de esos valores.
La Propiedad Social tiene sentido sólo si es utilizada para formar Conciencia del Deber Social, si es soporte de un gran cambio espiritual, fundamento de una nueva cultura.
¡Sin Chávez no hay Socialismo, sin Socialismo no hay Chávez!
!Irreverencia en la discusión, Lealtad en la acción!
!A la Reforma, SÍ!
!Orden del Libertador para los Cinco Héroes Defensores de la Humanidad!
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