“En un documento desclasificado en el año 1991, se conoció que el 6 de abril de 1960, un año antes de la invasión organizada por los EE.UU. contra Cuba, el entonces Subsecretario de Estado Adjunto para los Asuntos Interamericanos, Sr. Lester Dewitt Mallory, escribió lo siguiente en un memorando discutido en una reunión encabezada por el Presidente de Estados Unidos: ‘No existe una oposición política efectiva en Cuba; por tanto, el único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución, es a través del desencanto y el desaliento, basados en la insatisfacción y las dificultades económicas. Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros a Cuba, para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
El imperio ha mantenido esta política con Cuba por casi medio siglo. Ha agredido a ese país hermano, debilitado su economía, invadido, cercado mediáticamente, calumniado, bombardeado, financiado a los nacionales renegados, utilizado armas biológicas, de todo han hecho y desecho para acabar con ese país que se atrevió a caminar sin muletas y construir un sistema social donde el hombre no sea lobo del hombre. Y todo eso ante la indiferencia cómplice de los gobiernos del continente y del mundo. Y todo eso frente a la impotencia de los pueblos del continente y del mundo, inermes, atrapados en feroz represión y en manipulaciones perversas de informaciones y sentimientos.
A este monstruo nos enfrentamos en Venezuela, que también botó lejos las cadenas de la sumisión frente al imperio y comenzó a transitar su propio camino.
Lo que sucede con Cuba es una advertencia para nosotros, el imperio es tenaz en la persecución de los que contra él se rebelan, tiene mucha paciencia, es como un perro rabioso que no suelta su presa, cincuenta años lleva asediando al país del Socialismo, y la misma actitud tendrá contra nosotros.
El cerco a Cuba deja muchas enseñanzas:
Frente al imperio no caben medias tintas conciliatorias, la única manera de enfrentarlo es fortaleciendo al Socialismo. Frente al imperio no debe haber debilidades, él no retrocede sino frente a la fuerza.
La elevación de la conciencia revolucionaria es prioritaria en el enfrentamiento con el imperio. Sólo un pueblo conciente, organizado, disciplinado, rebelde, puede enfrentar con éxito las mil agresiones que hace y hará el imperio por destruir el sueño.
La unidad de los pueblos y gobiernos que poco a poco se desprenden de la tutela imperial es indispensable, ningún pueblo puede enfrentar al imperio en solitario. Debemos por sobre todas las dificultades fortalecer al ALBA.
No debemos bajar la guardia nunca, el monstruo a veces da la cara, pero muchísimas veces ataca a través de agentes tarifados para intentar truncar a la Revolución, a ellos ni agua, pensar que se puede construir una convivencia con los agentes locales del imperio es una ingenuidad, para decir lo menos.
¡Irreverencia en la discusión, Lealtad en la acción!
¡Sin Chávez no hay Socialismo, sin Socialismo no hay Chávez!
¡A la reforma, Sí!
¡Orden del Libertador para los Cinco Héroes Defensores de la Humanidad!
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