Todos los revolucionarios se equivocan, los grandes y los pequeños, pensar que los revolucionarios nunca se equivocan es pensar, como decía Lenin, que no hacen nada. Entonces debemos concluir que la equivocación es consustancial a los revolucionarios y a la acción Revolucionaria.
De aquí surge una pregunta:
¿Cuál es el comportamiento revolucionario frente a la equivocación?
Los revolucionarios estamos con la Revolución por razones vitales, estratégicas, fundamentales, de aquí que la primera regla es que las equivocaciones no son excusas para apartarnos de la Revolución, nunca.
La segunda regla es que la equivocación debe ser señalada siempre y al riesgo que sea, no hacerlo así es disminuir la posibilidad de corregirla, y es una acción de lesa Revolución.
La tercera regla es acompañar la acción equivocada, señalando que es errónea, es decir, acompañamos a la Revolución aún en sus errores, y será la práctica el último juez en los asuntos de la Revolución.
Estas reflexiones vienen a cuento porque recibimos correos de personas que piensan que a veces nos pasamos en nuestras críticas, algunos lo dicen porque les da vértigo que critiquemos asuntos fundamentales de la Revolución, otros opinan que eso pone en peligro al proceso, y otros sienten que nos pueden dar un ramalazo. Aclaremos.
Creemos nuestro deber revolucionario criticar, y lo hacemos con rigor. Nos guía el propósito, tal como lo dijera el Che, de no ocultar nada por conveniencias tácticas, y de ser rigurosos en nuestros planteamientos.
Creemos que esta Revolución está asediada por deformaciones ideológicas que tienen como objetivo desviarla del camino hacia el socialismo, estas ideologías tienen fuerza, crecen y nos perjudican. Ellas deforman la historia, se apropian de las equivocaciones de los revolucionarios para de ellas construir doctrinas, inventan dislates que aparentan profundidad. Es nuestro deber enfrentarlas, allí en el terreno donde más daño nos hacen: en el campo de las ideas.
Sin dudas que esta Revolución se equivoca, pero también sabemos que tiene voluntad de enmienda. El gran rectificador es el Comandante Chávez y eso nos reconforta, porque una Revolución puede equivocarse, ya dijimos que eso le era consustancial, pero también debe tener una gran potencia rectificadora.
Es este binomio equivocación - rectificación lo que le confiere a las revoluciones su movimiento y su salud. Equivocación sin rectificación es un desastre sin escapatoria.
Entonces no nos asusta, no nos debería asustar, que nuestras críticas, que nuestro pensamiento no coincida con el pensamiento de los líderes, en la Revolución ese es un buen síntoma.
Ahora bien, las discrepancias no deben ser excusa para que subalternos, buscando la unanimidad que piensan agradará a los jefes, desaten una cacería interna. Las revoluciones que tomaron ese camino han dado a la historia crueles experiencias.
Nos debería preocupar la unanimidad, porque ese si es un mal síntoma para una Revolución, es indicio de agonía.
La Revolución debe ser siempre rebelde, contestataria, irreverente, he allí su fuerza. Revolución sumisa, obediente, fundamentosa, es Revolución perdida.
¡Sin Chávez no hay Socialismo, sin Socialismo no hay Chávez!
¡Orden del libertador para los Cinco Héroes Defensores de la Humanidad!
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