Este es el objetivo de
El mundo necesita un ejemplo, una demostración real de que un sistema diferente al capitalismo es posible, y en Venezuela hoy tenemos la posibilidad y la responsabilidad de materializar esta esperanza. Es nuestro deber como Pueblo dar ese ejemplo al planeta. Necesitamos concientizarnos de nuestra responsabilidad, pensar y actuar en grande, desprendernos de las mezquindades que amenazan con extraviarnos.
En los días que corren enfrentamos un gran peligro: El Acomodamiento. Los dirigentes no pueden dejarse atrapar por la rutina mental, no pueden caer en el discurso sin reflexión, o en la pereza de sólo transmitir de forma vacía lo que viene de arriba, y transformar el discurso en un cascarón fatuo que se repite año tras año como una música monótona.
El dirigente y las organizaciones dirigentes, que son la expresión política del Pueblo, deben cumplir con su deber que es dirigir. Para eso deben hacer del estudio el centro de su acción, y de su acción el centro de su estudio. Crear, ser un sujeto activo dentro de
El discurso debe transformarse en movilización social concreta, sólo así haremos Revolución. Esta es la clave de la educación revolucionaria: Movilizar para Educar. El Pueblo revolucionario debe participar en todas las acciones revolucionarias, las pequeñas y las grandes, ningún asunto es aislado, todo nos compete a todos.
Un ejemplo:
El Comandante hace una gira continental, un gran esfuerzo para enfrentar el imperio en todo el territorio de Nuestra América. Nosotros aquí, y esto de verdad da pena, debimos hacer la mayor manifestación antiimperialista de que se tenga noticia en el continente y, en lugar de eso, estábamos discutiendo si el partido nos convenía o no. Cada uno confinado en la mezquina parcela de su interés burocrático.
Lo grave de esta situación, es que el Pueblo se está desvinculando de sus dirigentes, está perdiendo contacto con el alma de
¡Sin Chávez no hay Socialismo!
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